Es irrepetible permitirle 50 puntos a Marinos de Anzoátegui en la pintura para la defensa de los Guaros de Lara. Que lo hayan hecho sin tener un pívot de respaldo para Chris Massie y fruto del gran trabajo de penetración y descarga y rotación de pelota de los bases Gregory Vargas, Jesús Centeno y el escolta Isaiah Swann en el juego 5, en una victoria oriental por 91-80 en Puerto La Cruz, es algo que obliga a hacer ajustes de inmediato.
El coach argentino Guillermo Vecchio advertía en el largo periplo por vía terrestre hacia Barquisimeto que la ventaja de 3-2 y el regreso a casa tras una derrota de esas características son elementos para “manejar con cuidado” pero que de ninguna manera hay por qué “apretar el botón del pánico”.
Guaros puede defender mucho mejor de lo que lo hizo en esa segunda mitad nefasta del quinto duelo. Permitió 47 puntos a partir del tercer parcial y además de ese medio centenar en la pintura, su rival jugó a placer para repartir hasta 30 asistencias, produjo 10 puntos a partir de segundas oportunidades, otros 10 a partir de pérdidas y 13 por contraataques.
Ante los problemas en la ingle de Miguel Marriaga, ausente en ese quinto juego, Gregory Echenique y Néstor Colmenares pudieron haber sido alimentados en más ocasiones para ir a buscar a Chris Massie y hacerle cometer fouls, como en efecto ocurrió en el primer cuarto cuando incurrió en dos.
El coach interino de Marinos, Manuel Berroterán, apostó primero a Héctor “Pepito” Romero como falso centro y luego se fue con un quinteto más bajo en el que fue Leon Rodgers el que ejerció esa atípica función.
Aún en ese escenario y si se requiere aumentar el ritmo del juego, tanto Echenique como Colmenares están en capacidad física de hacerlo para hacer balance en transición, cubrir su zona y luego, al otro lado, contraatacar o, de espaldas al canasto, sacarle renta a marcadores menos habituados a tal función de ir contra un grande para evitar el giro en una zona de amenaza de alto porcentaje de anotación.
Es desde la buena defensa que se ha visto al mejor Guaros despedazar al rival de turno. No se pueden conceder tantas segundas oportunidades, se debe hacer ajustes ante el persistente ataque cerca del canasto con el que el acorazado busca no depender del todo de su perímetro.