Yaneth se llevó un gran susto cuando escuadrones policiales rompieron la rutinaria calma de Osma, el pequeño caserío costero donde fue localizado el helicóptero que según el gobierno venezolano atacó con granadas la corte suprema en Caracas.
«¿Qué pasó?», reaccionó alarmada Yaneth Medina la noche del martes cuando vio a decenas de agentes armados pasar en camionetas frente a la posada que regenta en el pueblo, enclavado entre playa y montaña en el estado Vargas, a dos horas por carretera de la capital.
«No nos imaginábamos que fuese por lo del helicóptero», declaró a la AFP Medina, de 55 años. Recién a la mañana siguiente supo de qué se trataba por «los comentarios en el pueblo».
«La gente estaba hablando del helicóptero que tiró un atentado en Caracas y aterrizó acá (…). Algunas personas escucharon el ruido», comentó esta mujer morena y de pelo ensortijado.
Un par de horas antes de la llegada de los agentes, el presidente Nicolás Maduro había dicho que Óscar Pérez -policía y actor aficionado- y otros hombres secuestraron la aeronave, lanzaron cuatro granadas contra el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y dispararon hacia el ministerio de Interior en el centro de Caracas, sin causar heridos.
Inspector aeronáutico de la policía científica CICPC, Pérez, de 36 años, publicó previamente videos en Instagram en los que llamaba a un alzamiento contra Maduro, que denunció el caso como una intentona golpista.
Ya en el aire, el piloto, para quien el gobierno pidió una orden de captura internacional, desplegó una pancarta que aludía a un artículo constitucional con el que la oposición llamó a desconocer al presidente chavista.
En Osma, de apenas un millar de habitantes, algunos dicen conocer gente que vio la aeronave, otros juran haber escuchado el estruendo de las hélices, y unos más, como Yaneth, ni se enteraron.
La aeronave fue encontrada el miércoles, pero el paradero de sus tripulantes sigue siendo un misterio que el gobierno dice que espera aclarar con la ayuda de los pobladores, a quienes pidió reportar cualquier movimiento sospechoso.
«Hay gente que lo vio»
No solo la presencia de efectivos del CICPC y el servicio de inteligencia (SEBIN) sacuden la tranquilidad habitual de los vecinos de Osma, la mayoría dedicados a la pesca, la agricultura y la atención de quienes llegan para disfrutar su playa. También la estremecen los rumores.
«Hay gente que lo vio y cuenta que estuvo dando vueltas por ahí. Vayan y pregunten en el pueblo», dijo una mujer en la vía que conduce a Osma, mientras acompañaba a un muchacho delgado que empujaba una carretilla repleta de plátanos recién cosechados.
Dos efectivos del SEBIN con escopetas custodiaban la entrada a la localidad, a poca distancia del cartel de metal oxidado que anuncia a los visitantes un simple: «Osma».
«Yo lo escuché», aseguró a la AFP Esteban Cardona, de 49 años y barba blanca, sentado sin camiseta frente a su humilde vivienda. «No lo vi, porque andaba dentro de la casa, pero sí oí el ruido que hacía, aunque no le hice mucho caso», aclara.
«Puro cuento», replicó un agricultor en una bodega donde venden cervezas frías para matar el agobiante calor.
Escepticismo
Maduro sostiene que se trató de un «atentado terrorista» para derrocarlo y vincula a «sectores extremistas» de la oposición, volcada en protestas contra el mandatario socialista que dejan 82 muertos en tres meses.
Pero la dirigencia opositora se deslindó del caso, sin descartar que todo pueda tratarse de un montaje del gobierno.
Un hombre que pidió mantener su nombre en reserva aseguró que una persona había sido detenida tras el hallazgo del helicóptero, contrario a la versión oficial, que no reportó capturas.
Entre dimes y diretes, en Osma la gente solo espera que la calma retorne, si bien todos los días debe lidiar con la escasez de comida y ahora también de gas para cocinar.
«Acá salimos a trabajar y, a las seis o siete de la noche, estamos tranquilos en casa.
El fin de semana hay música, fiesta, con la gente que viene», describe Yaneth la cotidianidad de su pueblo.