Más de 30 comunidades se han contabilizado como víctimas de la arremetida de parte de cuerpos de seguridad, el pasado miércoles en la residencia Terepaima, la cual fue reprimida por segunda vez en la semana.
Los vecinos no terminaban de pasar el trago amargo de parte de los uniformados, cuando nuevamente fueron atacados en horas de la tarde, luego de haber participado en el trancazo.
El olor a humo aún se sentía en el urbanismo, la cantidad de balines recolectados y restos de bombas lacrimógenas eran incontables, demostración del ensañamiento que se tuvo contra la residencia que alberga a adultos mayores y niños en la mayoría de sus torres.
También se encontraron balines de plomo y el impacto de estos en las rejas, pero no solo con esto atacaron los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de la Policía del Estado Lara (Polilara), sino que además tomaban piedras y las lanzaban al interior de la residencia.
Un camión de carga fue víctima de este ataque, dejando el parabrisa roto. “Yo intenté acercarme para decirles que no lo dañaran, pero seguían lanzando piedras y disparando”, dijo el propietario quien además expuso que en un principio estaba molesto por el daño que había sufrido el vehículo, pero que al conocer que habían asesinado a Roberto Durán, sus prioridades cambiaron.
Denunciaron además que los uniformados actuaban con saña, incluso disfrutando de lo que estaban haciendo. “Jóvenes con escudos de tablas fueron atacados con bombas, balas y perdigones; eso no se puede justificar”, denunció Rafael Pérez, habitante del urbanismo.
Asimismo señaló que quien dirigió el ataque conoce muy bien la residencia Terepaima, puesto que pasó parte de su juventud allí. “Decía que aquí tenía una segunda madre, pero ayer la asfixió con gas”, expresó.
Los vecinos contaron con la presencia del Consejo de Estado por la Paz y la Justicia de Lara (Cepaz); ante estos expusieron la preocupación al momento de la arremetida, puesto que las bombonas del conjunto están expuestas y cualquier objeto contundente pudo haber generado una tragedia, considerando que los funcionarios no miden sus actos y las consecuencias de estos, dijeron.
Defienden a Durán
“Anda rodando por las redes que Roberto Durán era un delincuente y no es así, él era un joven trabajador”, aseguraron quienes llegaron a conocerlo, quien era buena parte de la comunidad, debido a que el negocio que atendía está cerca del urbanismo.
“A mí me dolió mucho su muerte. Todas las tardes pasaba y me decía abuelita tú si eres linda, te quiero mucho, y yo le daba la bendición. Era un muchacho bueno. ¿Qué es lo que pasa con este gobierno que nos quiere matar a todos?”, dijo con indignación y tristeza María de Hernández, habitante de la tercera edad de Terepaima.
El rechazo hacia el asesinato del joven fue contundente y esperan que la impunidad no haga de las suyas y, por el contrario, la justicia reine.