Pregúntese a quién beneficia la Constituyente. ¿Al pueblo o al gobierno? La respuesta es obvia, si realmente el pueblo fuese el beneficiado no se hubiese violado el desiderátum constitucional del referéndum consultivo, solo se beneficia quien la propuso, el gobierno, por tal motivo, ilegítima e ilegalmente se autoconfirió el poder de convocarla.
Ciertamente, la Constitución del ’99 posee elementos que ameritan ser reformados, como por ejemplo, debe profundizar mucho más la descentralización, la institucionalidad, superar el presidencialismo abogando por un real equilibrio entre los poderes públicos; es imperante fijar límites contundentes a quienes ejercen cargos de elección popular, proteger e impulsar de forma más eficiente la educación, el trabajo y la salud como vértices de desarrollo nacional e irremplazables políticas de Estado, entre otras no menos importantes.
Trágicamente, la estafa constituyente busca profundizar las debilidades que contiene la actual carta magna, incrementará la concentración del poder en manos de pocos, sí no nos cree revise el sobredimensionamiento de las lúgubres funciones de la Asamblea Nacional Constituyente desde el mismo momento de su fatal instalación. Asimismo, la nueva Constitución organizará la nación bajo estructuras dependientes del poder central, donde la partidización es el elemento distintivo. La sacritud del voto universal, directo y secreto será sustituido por mecanismos aplicables en Cuba donde la intimidación, la manipulación y la coerción marcarán los procesos electorales 100% viciados y parcializados. ¿Tampoco lo cree? revise las bases comiciales previstas para la elección de los “constituyentes” el 30 de julio y dese cuenta… entre otros infortunios patrios más.
Lo que ocurre en el país desde hace más de una década, como la corrupción, el despilfarro y la malversación impune, el descarado nepotismo, la vinculación delictiva con esferas del gobierno, la siembra del odio, la vil difamación pública, el narcotráfico, la anteposición de los intereses y privilegios de los gobernantes por encima de las necesidades sentidas del pueblo, controles, racionamientos y condicionantes a las potencialidades de los venezolanos, leyes impuestas que distorsionan no solo la economía sino las relaciones políticas y sociales, así como tumorosos esquemas dictatoriales más, con la nueva constitución tendrán basamento legal.
Sí hoy el pueblo es quien hace colas, muere por la inseguridad, por la escasez de medicinas y alimentos mientras gobernantes rojos y cercanos gozan una vida cada vez más opulenta y relajada disponiendo de las riquezas del país, imagínese qué será de Venezuela luego de la constituyente, cuyo único objetivo es atornillarlos al poder “constitucionalmente”.
Con la constituyente, 30 personas del alto gobierno, conocidos por todos, que junto a sus familias y allegados rotan en cargos públicos como en un carrusel (incluso para la Constituyente) sacrificarán por conveniencia propia a 30 millones de venezolanos.
