Los Marinos de Anzoátegui, la franquicia que ha copado la escena en la Liga Profesional de Baloncesto (LPB) durante la última década con ocho apariciones en las últimas nueve finales desde 2009 y cinco de sus 11 títulos, vuelve a ser el escollo en el camino de los Guaros de Lara hacia su primer título en la Liga Profesional de Baloncesto (LPB), al ser el rival de la serie final 2017 que comienza este lunes 26 en el Domo Bolivariano de Barquisimeto, a partir de las 7.30 de la noche.
Tras haber experimentado reformas incluso a nivel de estructura directiva y dificultades operativas por deudas pendientes con jugadores tanto nacionales como extranjeros, no parecía comenzar la temporada con grandes expectativas el llamado “acorazado oriental”, en especial cuando a mitad de camino algunas de sus figuras más emblemáticas prefirieron no continuar.
Sin embargo, algunas decisiones ayudaron a que el barco no quedase a la deriva. La salida temprana del coach Ronald Guillén con foja de 4-6 permitió el arribo del entrenador puertorriqueño Tony Ruiz.
Pese a la marcha de jugadores como Oscar Torres y Héctor “Pepito” Romero y la salida de Diego Guevara vía cambio, la firma del alero Michael Carrera, en su estreno profesional en el país, les ayudó a elevar anclas y tener el viento a favor. Comenzó a explorarse el mercado importado para buscarle mejores socios a Isaiah Swann y llegó la experiencia de Chris Massie.
Vinieron de menos a más, cerraron en segundo lugar de la Conferencia Oriental con foja de 19-17, sortearon los escollos de Bucaneros de La Guaira (4-2) y Guaiqueríes de Margarita (4-1) y ahora enfrentarán a un equipo contra el que perdieron tres de sus cuatro duelos en la ronda eliminatoria pero ante el que de por vida juegan para 49-21 en ronda regular (33-2 en casa) y 16-3 en postemporada (8-0 en casa).
Eso incluye los triunfos por 4-1 en las series finales de 2005 y 2015, en la primera de ellas de la mano de Torres, Romero y el recordado Jermaine Walker, bajo el comando de Nelson “Kako” Solórzano, mientras que en la de 2015, dirigidos por el argentino Fernando Duró, se ampararon en los hermanos Gregory y José Vargas (ahora con Guaros) y la ofensiva de Aaron Harper.
Más refuerzos
La gerencia anzoateguiense se ha movido en el último par de semanas para traer de vuelta al base Gregory Vargas, tras su serie final en Israel con el Maccabi Haifa, así como también convenció de regresar a jugadores alejados por temas salariales como el naturalizado Leon Rodgers o los experimentados Torres y Romero, estos dos últimos quienes sí habían integrado el equipo durante la ronda regular.
Además, ante la lesión de hombro de Richard Roby, confirmaron la noche de este sábado la contratación del alero panameño Michael Hicks, de 40 años de edad y 1.95 metros de estatura y reciente bicampeón en Uruguay, para que se una a Massie y Swann como los refuerzos extranjeros de un quinteto que recobra experiencia en su segunda unidad en un intento por darle batalla a la profundidad de Guaros.
Las claves
A pesar de que han tenido éxito al traer de vuelta fichas con suficiente cartel como para plantearle una batalla pareja a los larenses, el hecho de modificar la estructura en un número tan importante ya en la instancia decisiva, tienes sus pro y sus contra, en especial si se toma en cuenta el promedio de edad de los refuerzos (Rodgers 37, Romero 37, Hicks 40, Torres 40).
De hecho, al menos siete de los 12 jugadores de la plantilla tienen 35 o más años si se agrega a Rafael Pérez (35), Juan Herrera (36) y Chris Massie (39) a esa lista y los 24 años de Carrera parecen un “oasis”.
El ritmo de juego de Guaros, con 18 victorias en sus últimos 21 partidos (22-5 desde inicio de la segunda mitad de la temporada) y categóricos triunfos ante rivales aquilatados como Trotamundos de Carabobo (4-1) y Cocodrilos de Caracas (4-0), les otorga el favoritismo.