-¿Usted que se pone al frente de los conflictos entre la Guardia Nacional y los manifestantes no siente miedo?
-No estoy al frente, estoy en medio, en la línea de fuego. Claro que siento miedo, las piernas me tiemblan, pero en ese momento lo que hago es orar.
Así respondió durante la entrevista a EL IMPULSO la doctora Nelly Cuenca de Ramírez, secretaria general del Consejo de Estado por la Paz y la Justicia de Lara (Cepaz).
Aunque ahora aparece constantemente en programas de televisión y encabezados de prensa esta mujer de estatura mediana pero con una fe inquebrantable y tenaz se mueve como pez en el agua en la aplicación de la justicia, el trabajo social, los derechos humanos, la mediación y negociación de conflictos. No preside el Cepaz por mera casualidad. Le hace honor a la meritocracia.
No es guara, nació en un pueblo campesino y de pescadores llamado El Rocío (Zulia), cuando apenas había 3.000 habitantes, en el seno de una familia muy humilde. Tampoco es católica, es cristiana evangélica. Su esposo sí es católico, venera a la Divina Pastora.
45 años de matrimonio prueban, admirablemente, que es posible convivir teniendo diferencias tan particulares.
“Sé convivir con la gente que no es común ni a mi ideología ni a mi religión. Mi marido es católico y yo soy fundadora de mi iglesia. Mi esposo es devoto de la Pastora. Y de 14 hermanos dos son chavistas. Convivo con mis hermanos. Mi mamá era adeca y mi papá copeyano. En mi bufete, mi socia es chavista y yo soy opositora. Claro ya no me dedico al activismo político”.
Desde 1969 ejerce como trabajadora social. Se graduó en la Escuela Nacional de Servicio Social (Caracas).
Conoció a su esposo durante un curso de Desarrollo de la Comunidad en Cordiplan en la Universidad de Oriente. Trabajó en Promoción Popular con Adelita de Calvani. Esto sucedía en la primera presidencia de Rafael Caldera. El programa consistía en organizar a las comunidades para que participaran activamente en su propio desarrollo y en la definición de su perfil.
En el año 77 egresó de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el título de abogada.
“Yo soy una trabajadora social prestada al Derecho”, apunta.
Ha litigado intensamente por lo cual asegura conocerse todos los ‘trucos’ de los tribunales.
“Como diría Pablo Neruda, confieso que he vivido, porque nadie me lo ha contado”.
Y es que la doctora también trabajó en la Policía Técnica Judicial otrora PTJ, específicamente en la División de Menores que estaba a cargo del Dr. Marín (psiquiatra).
Allí realizaba el estudio socioeconómico a los menores y hacía recomendaciones tanto a los tribunales como a los llamados procuradores de menores a fin de la reinserción favorable del joven en la sociedad.
Dice que por trabajar en la PTJ, tanto en Caracas como en Barquisimeto, se conoce los caminos blancos, verdes y negros. En algún momento, la doctora, junto a su equipo de trabajo, representó una piedra en el zapato para las otras divisiones por oponerse a los excesos del organismo contra el personal policial.
“Lo que hago no es nuevo. Por eso cuando la gente intenta descalificar al Cepaz Lara porque ha sido una iniciativa del gobernador Henri Falcón aclaro que él no me llamó por ser militante de Avanzada Progresista, toda mi vida he sido copeyana, sencillamente conoce mi trabajo. Falcón quiere que este sea un trabajo serio y no de aprovechamiento político, soy testigo excepcional de eso”.
Sostén de familia
Siempre ha trabajado y estudiado. No tuvo la suerte de tener padres adinerados, tuvo que mantener a su familia por ser la mayor de 14 hijos.
“Logré que mis hermanos vieran en mí un modelo a seguir porque no por pobre vas a quitarte oportunidades. Mi papá era un obrero y mi mamá bedel de una escuela agraria, pero siempre nos motivaron a estudiar”.
En Caracas, cuando se fue a estudiar Trabajo Social, vivió en una casa hogar del Consejo Venezolano del Niño porque no tenía para pagar una residencia. Convivió con muchos muchachos con problemas de drogas y al mismo tiempo realizó un arduo trabajo en los barrios de la capital.
Estando embarazada se iba todos los lunes a Caracas a las 2:00 de la mañana para estar en la UCV a las 7:00 a.m. y se regresaba todos los viernes a las 12:00 de la noche para estar el fin de semana con su esposo barquisimetano.
“Yo sí sé lo que es trabajar por una meta y que las limitaciones no te paralicen. Le agradezco a Dios haber sido muy pobre en mi adolescencia porque ahora puedo mostrar que se puede. He hecho ocho posgrados y siempre he estado de primera en las promociones”.
Tras graduarse de abogada y radicarse en Barquisimeto ejerció libremente el oficio en una reconocida firma de abogados.
El Cepaz Lara
Cuenca cree que la coordinación del Cepaz Lara llegó a sus manos porque Falcón valoró que la doctora preside desde hace 16 años el Centro de Resolución de Conflictos del Colegio de Abogados del estado Lara.
Este centro nació del trabajo del grado que Cuenca de Ramírez hizo con el objeto de mitigar el trabajo de los tribunales que viven abarrotados.
“Los colegios de abogados deben ampliar su abanico de opciones porque justicia no se hace solo en los tribunales”.
Es así que se conecta con el Foro Mundial de Mediación en España, donde presenta varios trabajos de investigación para resolver los conflictos sin ir a los tribunales.
“Si yo me desgastaba en los tribunales porque hasta tomar el ascensor era un suplicio o que te permitieran ver el expediente, imagínate lo que representa para las personas que no conocen ese cuarto oscuro”.
Considera que el centro es su obra maestra y espera ser recordada por tal iniciativa, la cual ha sido referencia para el país y el mundo. Incluso, en el año 2009 designaron al equipo del Centro de Resolución de Conflictos para organizar la VII Conferencia del Foro Mundial de Mediación en Margarita y este año, del 17 al 19 de mayo, en Canadá, Nelly Cuenca de Ramírez fungió como presidenta del Comité Científico de la X Conferencia del Foro Mundial de Mediación. Ese comité lo conformaron la Universidad de La Sorbona, Universidad de Luxemburgo, universidades de Canadá y Bélgica.
“En Canadá presentamos un trabajo extraordinario, una ponencia con numerosas imágenes y videos de lo que pasa en Venezuela. Nos conectamos con líderes de Derechos Humanos y mediación. Toda esa experiencia con mediadores del mundo entero son conocimientos que incorporo a lo que hago en el Cepaz Lara cuando estoy en medio del fuego cruzado”.
Se destaca que la entrevistada se graduó como mediadora en la Corte Suprema de Florida (EEUU) y en el Mercosur. Además, trabajó con el Centro Carter en Venezuela en los años 2002-2004.
La paz
-Dada su experiencia, ¿cómo se construye la paz?
-Lo primero es atenerse a lo que dicen los libros sagrados de todas las religiones del mundo. Haz a los demás lo que quieres para ti, según la cristiana. Nadie puede llamarse hermano si tú le haces daño, dice el Islam. Los hindúes dicen ‘no le hagas daño a nadie’.
Los judíos en su libro dicen ‘no causes dolor’. Esos son los principios rectores. Cristo es el mediador por excelencia entre las personas y Dios, nos dice que seamos bondadosos y hagamos el bien a todos para trascender. Tengo mucho que aprender pero ingenua no soy.
También hay otros referentes para construir la paz, está Gandhi quien se basó en el culto a la verdad y la inclusión, equidad y paz. También está John Paul Lederach, que dice que mientras la gente se forme más rápido se da cuenta de las injusticias. La gente ignorante es presa de los manipuladores. Tenemos que confrontar constructivamente, confrontar es decir lo que creo que debo decirte.
-¿Hay en estos momentos una confrontación violenta?
-No, hay muchos espacios de confrontación pacífica. Una experiencia maravillosa es la Vicaría de los Derechos Humanos, que ha sido una bendición para el Cepaz Lara. Cuando se suscita un conflicto toda la iglesia me acompaña, así como psicólogos y pastores. A mí me llama la gente de las comunidades, esto va más allá de la política, de la MUD. La gente se apropió del Cepaz Lara. Solo el trabajo nos hará merecedores de la confianza del pueblo porque nosotros llegamos sin armas con las manos en alto. El profeta Miqueas dice que hay que hacer justicia con los oprimidos pero también con los opresores, hay que tener piedad. Solo siendo piadosos tenemos la oportunidad de transformar la vida.
-¿Es posible la transformación cuando el Gobierno ha sembrado odio?
-Es posible, yo soy una optimista incurable, si no lo fuera no estuviera en esto. Ahí está la Fiscal General de la República, en un viraje a favor del pueblo.
-Está en el medio del conflicto y siente miedo, ¿qué hace en ese momento?
-Yo oro. Me encomiendo a Dios, quien me carga y me guía. Ahora tengo una misión. Si a mí me matan en uno de esos conflictos pues será la voluntad de Dios y estaré feliz de que venga a buscarme. Después, llamo a todo el mundo para que me acompañe y si hay heridos, también llamo a la Cruz Roja. Recientemente, en Tarabana, fue muy difícil. Al llegar al sitio se nos vinieron encima muchísimos militares armados hasta los dientes.
Quedamos en medio de la plomazón entre la GNB y los manifestantes que repelían la acción. Yo solo le pedía al Señor tomar el control. Tuve miedo de que los guardias me asesinaran. Los guardias nos decían que esos ‘terroristas’ podían secuestrarnos. ‘Si los matan los terroristas nos van a echar esos muertos a nosotros’ decían los guardias. En una situación como esa, en la que solo se piensa a quién achacarle los muertos, solo puedes aferrarte a Dios. Nosotros hicimos un plantón pacífico, los persuadimos y nos pusimos en sus zapatos porque sabemos que cumplen órdenes. Después de un largo diálogo aceptaron que fuéramos a la comunidad que ya se había refugiado. Cuando entramos, vimos el asfalto de la urbanización lleno de sangre. Había niños, ancianos, mujeres angustiadas. Los vecinos solo nos pidieron convencer a los militares de que se marcharan y entendieran que colocan barricadas para que los colectivos no entren. También hay que decir que hay hampones que se valen de la situación para cometer sus fechorías. No es sencillo pero nosotros estamos preparados para mediar.
