Recientemente abandonó esta tierra físicamente Pompeyo Márquez, pero nos ha dejado para la historia, para la vida, un ejemplo de pensador y actor político que luchó con dignidad, coraje y perseverancia, durante más de la mitad del siglo XX y lo que va del XXI, por desterrar las dictaduras en nuestro país y contribuir a consolidar un gobierno democrático y de progreso social para la mayoría de los venezolanos.
Como testimonio de una vida ejemplar –escribí cuando cumplió 90 años- dedicada a luchar por la justicia social y la democracia, Pompeyo escribió una importante autobiografía en la que no sólo recoge su experiencia personal a lo largo décadas de actuación en un mundo de permanente enfrentamiento a gobiernos, unos más otros menos represivos, tratando de abrirle paso hacia el poder a una política de cambio, en principio hacia el comunismo y posteriormente hacia un socialismo democrático.
Pompeyo Márquez es uno de los pocos venezolanos que por su larga vida y sus virtudes políticas y humanas, se ha convertido en ejemplo para las nuevas generaciones que les ha tocado enfrentar una autocracia militarista que viola la Constitución Nacional vigente y otras leyes fundamentales del país, y está llamada a abrirle caminos al futuro de la nación, en circunstancias muy difíciles, algunas tanto o más graves que tuvo que afrontar este maestro que ha dejado una estela de decoro en la lucha política, de convicciones democráticas y valor cívico.
Testigo y actor en primera línea, desde el campo de la oposición, de la historia política contemporánea de nuestro país, Pompeyo registra en su historial los errores propios de la juventud y la inmadurez política, como él mismo lo ha dicho y escrito con la honestidad, de quien también ha contribuido al triunfo de la democracia, en momentos críticos como los que atravesó el país durante 10 años de la dictadura de Pérez Jiménez y por más de 17 de autocracia con tendencia totalitaria que ha vivido, protagonizada por Hugo Chávez y continuada por su heredero Nicolás Maduro
Después de duros reveses en el combate contra la dictadura pérezjimenista, fue abanderado de la unidad de todas las fuerzas políticas que luchaban por el rescate de la democracia que condujo a la histórica victoria del 23 de Enero de 1958, con el derrocamiento del dictador. Banderas que ha esgrimido con la fortaleza de un luchador insobornable que conoce la historia nacional y mundial, de las cuales ha extraído sus mejores lecciones, para auspiciar y defender la política de la Unidad de todos los demócratas venezolanos, incluyendo quienes están todavía en el gobierno, para derrotar la política autoritaria impuesta por Hugo Chávez y mantenida por su sucesor.
En su libro POMPEYO MÁRQUEZ CONTADO POR SÍ MISMO, quedan también plasmadas, además de gran parte de sus actuaciones, sus reflexiones fundamentales sobre la historia política contemporánea de nuestro país. Sin ser una obra rigurosamente histórica, porque lo que pidieron sus hijos, para deleite de todos los venezolanos interesados en conocer parte de su vida, fue precisamente que contara su experiencia, que tanto sus descendientes como muchos venezolanos percibíamos de antemano que tendría la trascendencia de un documento para la posteridad. Sin embargo, la agudeza intelectual de Pompeyo le permite analizar, con la brevedad de una autobiografía, el contexto político en que nace durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, la apertura hacia la democracia que, sorpresivamente para muchos, marca el gobierno del General Eleazar López Contreras, Ministro de la Defensa del General Gómez, e Isaías Medina Angarita quien la profundiza, no obstante ser un General formado en la Escuela Militar fundada por el tirano de La Mulera. Igualmente se pasea por los avances alcanzados durante el Trienio 1945-48, impulsados por Rómulo Betancourt, que culminan con la elección de Rómulo Gallegos, mediante el voto universal, directo y secreto.
Capítulo aparte merece su juicio a la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, contra la cual luchó tenazmente. Protagonista de primera fila con el pseudónimo de Santos Yorme, que con los años lo convierte en una leyenda viviente, que a su vez le permite burlar la persecución de la policía política del régimen dictatorial y ser uno de los grandes artífices de la Unidad de los partidos que luchan en la clandestinidad y personalidades independientes, que conformaron la Junta Patriótica, el instrumento cívico que impulsa el derrocamiento del tirano, con la intervención decisiva de la Fuerzas Armadas Nacionales del momento.
Su actuación durante varias décadas de la democracia representativa lo revela, a pesar del grave error de la lucha armada, como uno de los grandes estrategas de la rectificación, de la paz democrática y del fortalecimiento de la libertades públicas, hasta culminar formando parte del Gabinete del II Gobierno del Presidente Rafael Caldera, en cuyo ejercicio pudo demostrar la transparencia, la honestidad, la eficiencia de un hombre para la Historia de Venezuela y que la política es y debe ser una función decente del ser humano.