Comunicación a huevo

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Es interesante y sorprendente ver la velocidad con que la tecnología avanza.
Hace unos 30 años en mi época de estudiante de derecho, trabajaba en un juzgado de primera instancia en Caracas y los autos, sentencias, pronunciamientos, oficios y actas de remate, los hacíamos con las clásicas máquinas de escribir marca “Adler”, usando papel carbón y tipex o el borrador de un lápiz “Mongol” para corregir cualquier error, con el riesgo de tener que repetir el trabajo si esos errores eran muchos.

Pocos años después ya se contaba con las computadoras en las que se almacenaban los modelos y formatos de uso diario en el juzgado, haciendo todo mucho más sencillo y rápido. Mi hijo con unos tres años de edad ya jugaba con una computadora y seguidamente contaba con teléfonos celulares, satelitales, tabletas, iPod, innumerables juegos de video e internet. Ello permite estar conectado permanentemente con todo el mundo y estar enterados de cualquier novedad o noticia sin importar si ello ocurre en el lugar más remoto del planeta.

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En nuestro país impera el decadente y desfasado socialismo del siglo XXI, donde en lugar de ponernos a la par con los vertiginosos cambios y desarrollos tecnológicos, el excesivo nacionalismo y control gubernamental ha sido una alcabala para ello. El férreo control cambiario impuesto por el gobierno desde hace varios años ha limitado la posibilidad de mantener actualizadas las plataformas tecnológicas de empresas, bancos y actividades industriales, lo cual ha traído como consecuencia la obsolescencia de los equipos y máquinas con los consecuentes perjuicios para la producción.

Sin embargo, ello no ha sido obstáculo para el ingenio del venezolano, que a pesar de sus penas no cesa de ser creativo e innovador ante la necesidad de comunicarse en forma práctica y efectiva con aquellos que, habiendo sido electos por el pueblo y de jactarse de luchar y desvivirse por el soberano, lo tienen sumido en el abandono, hambre, miseria e inseguridad. Por lo difícil de poder llegar a ellos y luego de largos días de estudio en laboratorios populares, idearon una nueva forma de comunicarse con sus gobernantes: a huevo y otras especies comestibles y pelotas deportivas.

Esta novedosa forma de comunicación fue empleada recientemente durante la visita del jefe de estado a Bolívar para conmemorar los 200 años de la batalla de San Félix. El presidente desplazándose en un vehículo rodeado y protegido por casa militar, fue objeto de una lluvia de huevos, tomates, mangos y hasta pelotas de beisbol. Según las ridículas declaraciones de Aristóbulo Isturiz, ello se debió a una avalancha de gente que desbordó todos los controles y cual campaña electoral quería demostrar a Maduro el gran amor que le profesan. Aristóbulo declaró que hasta atrapó una pelota de beisbol “spalding” en la que el devoto de Maduro escribió un mensaje para el presidente. Mensajes también iban en tomates y huevos. Imagínense si esa pelota, huevo o tomate, hubiera impactado al jefe de estado. Grandioso, seríamos el primer país en el que un intento de magnicidio se da con una bola deportiva o con ensalada de vegetales.

Aristóbulo como no se cansa de hacer el ridículo, debe sugerir al presidente que en próximas giras lleve guante de beisbol y una ensaladera para colocar esas muestras de amor del pueblo y a todo evento que pida prestado el papamóvil.
Eduardo J. Díaz Ayala

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