Este lunes aún no se alcanzó una resolución contundente que califique la verdadera condición del régimen imperante en Venezuela, aun cuando las fuerzas democráticas siguen ganando terreno en la OEA.
Las medrosas abstenciones de algunos, y la cínica alcahuetería de un puñado de islitas sin personalidad, futuro ni verdadera soberanía han postergado de nuevo que el organismo le arrebate el último taparrabo de legitimidad internacional a lo que muchos ya señalan claramente como sistema militar y de fuerza.
¿Cuál será la importancia de una definición por parte de la OEA? Sencillamente, que un régimen deslegitimado deja de ser defendible por la comunidad hemisférica, y queda expuesto a que cualquiera le de una patada a la mesa para restablecer el sistema democrático.
Significa que ante cualquier iniciativa encaminada a suplantar una tiranía de facto por la reimplantación de una democracia tendría luz verde por parte del sistema hemisférico: Cuando el tema es apenas imponerse por la mera vía de fuerza, lo que es igual no es trampa.
Este lunes en la OEA votaron a favor de la democracia venezolana 20 gobiernos que representan casi 900 millones de habitantes. Sin contar unos 30 de 31 millones de venezolanos que quieren vivir en libertad.
Los pusilánimes gobiernos que optaron por la cómoda vía de la abstención representan poco más de 46 millones de personas.
Y los cinco que votaron en apoyo al régimen que hoy impera en Venezuela, suman apenas 17.5 millones;incluyendo tres o cuatro islotes que no llegan al cuarto de millón de habitantes sumados: Menos que una manifestación en Caracas cualquiera de estos días.
Si la cuestión se define en términos de fuerza, que es lo único que entiende el régimen actual, la temporal falta de acuerdo en la OEA es un “logro” absolutamente pírrico, y el capítulo aún no está cerrado.
En cualquier próxima ronda, lo único que necesitan las fuerzas democráticas –encabezadas por el valiente secretario general Luis Almagro- es que ciertos abstencionistas se pasen a las filas de la decencia, mientras que al régimen le costará cada vez más el mantener la neutralidad de unos y la mercenaria fidelidad de otros.
Son impresionantes los avances que han hecho las heroicas mayorías venezolanas que no exigen otra cosa que votar democráticamente con libertad, equidad y transparencia. Y debe mantenerse la tenaz resistencia, pues el desenlace final depende de una conjunción de factores – no sólo de la OEA. A fin de cuentas, lo internacional importa y conviene, pero es aquí adentro donde en definitiva se decidirán las cosas.
Antonio A. Herrera-Vaillant
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