Conocí a Hermann Garmendia, fui su amigo personal de mucha confianza, él fue mi maestro espontaneo, lo aprecie en grande, lo admiré, respeté y lo recuerdo con mucha admiración.
Haber sido amigo de Herman Garmendia fue un privilegio, no era tan fácil ni muy espontaneo, era una persona de carácter difícil pero asertivo en sus propósitos, correcto, cabal a sus principios. Necesitaría de mucho espacio para resaltar tantos recuerdos y gratitudes de Hermann Garmendia, y buena parte de sus virtudes, de su vida acrisolada y de buena trayectoria que por muy buena que sean las intenciones jamás podrán ser reconocidas ni habría espacio para enumerarlas.
Les cuento cómo fue mi relación con mi recordado maestro y mi persona como alumno de muchos años. Aparte de la buena amistad y confianza había una buena dosis de voluntad mutua, yo por aprender y él por transmitirme conocimientos de cultura general. Esto fue por varios años de gratas enseñanzas y de suerte para mí tener un maestro particular de la talla de Garmendia.
Estando ya formado o en plena formación en los negocios llegó el momento en que las obligaciones y el crecimiento de los mismos me consumían el tiempo y cuando estábamos en plena clase sonaba el teléfono; cuando lo contestaba él se molestaba pero se reprimía sin decirme nada, entonces cambiaba el tema nada parecido a las clases pero como cualquiera que fuese su conversa todo era una enseñanza que para mí ha sido y será siempre muy valiosa y hasta de mucha suerte haber tenido como amigo y maestro a este gran larense.
Recuerdo que cuando él iba a cumplir con un compromiso adquirido por elección propia, cuando llegaba a mi oficina y me veía muy ocupado daba la vuelta y se marchaba, me tocaba a mí esperar un poco, me iba a su casa o lo mandaba a buscar sin comentario, cuando empezaron mis viajes al exterior se fueron interrumpiendo las clases y por supuesto atrasándose mi aprendizaje y un día cualquiera me dijo: amigo te voy a confesar, algo esta profesión de intelectual no produce dinero, tú tienes condiciones y puedes ser más próspero y mientras menos intelectual y menos aprendas mejor te va a ir en los negocios; yo te recomiendo que inviertas más tiempo en lo que conoces y puedes estar seguro que es preferible quedarse brutico pero con platica y a lo mejor cuando seas adulto mayor lo que has aprendido lo pongas en práctica, hoy digo, claro que sí, mi querido maestro.
Mi amigo con mucha frecuencia visitaba una finca de mi propiedad en Río Claro, de grata recordación llamada La Trepadora, donde él hacía sus reuniones e invitaba a sus amigos y sus colegas intelectuales y se inspiraba entre los animales, los árboles todos cubiertos de orquídeas, y una quebrada de agua cristalina y con un concierto de pájaros cantándole a la inteligencia, a mi amigo Garmendia y a sus amigos que lo acompañaban. Recuerdo que Nazoa, Cárdenas Rodríguez, otros, y yo, como invitados disfrutábamos de aquellos debates, oíamos con mucha atención y en mi mente resonaba lo de quédate brutico por el momento, pero sin dejar de oír aquel lenguaje clásico y académico que según palabras de mi maestro no produce dividendos.
En otra oportunidad en la misma finca después de una larga velada con el mismo grupo y de largas horas de conversaciones y debates como oyente sin pronunciar palabras porque no estaba autorizado para intervenir, era mas beneficioso para mi oír que hablar, ya que ellos entre tragos cuando llego la hora de la exaltación de la amistad, me dijo uno de ellos que si podía hacer un resumen de lo ahí hablado, lo realice en muy poco tiempo y recibí como recompensa un comentario de que si aprendía a leer los (J) a todos, ahí tenía toda la razón mi amigo Garmendia, porque hasta la fecha sigo sufriendo de dislexia.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la Paz, la Convivencia, el Respeto y la prosperidad de nuestro país……
José Gerardo Mendoza Durán
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