“Un chef se convierte en artista cuando tiene cosas que decir a través de sus platos, como un pintor lo hace con un cuadro”, lo decía Joan Miró, y hoy en día lo pone en práctica Israel Morales. Cientos de congresos, festivales y talleres dan fe de su mensaje: promocionar la buena cocina.
Israel Morales se define como un gran apasionado de la gastronomía, que llena de energía positiva su entorno. Asimismo, trata de ir por la vida con la más cálida de las sonrisas, pero, además, como buen venezolano, es alegre y conversador.
Su experiencia con la gastronomía la ha adquirido desde los 17 años, al iniciarse como ayudante de sushero en una agencia de festejos.
«A partir de ese momento, comencé mis estudios como chef internacional en la Escuela de Gastronomía High Training Educational Institute, graduado de la misma escuela, especializado en cocina asiática”, recordó Morales.
“Luego de ser contratado por prestigiosos restaurantes, quise experimentar y probar por mi cuenta y nació entonces nuestra compañía, junto a mi hermano Rafael Morales, quien se encarga de captar a los clientes, crear los distintos tipos de eventos, la logística, conseguir los materiales necesarios para hacer varias temáticas y promociones de sushis. Junto a él empecé a hacer cursos para personas que desean aprender elaborar sushi”, comentó el profesional de la gastronomía.
Ha obtenido numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, por sus vanguardistas y exóticas creaciones envueltas en la magia de la fusión y la creatividad. Un ejemplo de ello es la elaboración de rolls, combinados con frutas tropicales como mango, fresa, mandarina, mora y kiwi, técnicas innovadoras que se han convertido en su sello distintivo como chef.
Además, tuvo la oportunidad de trabajar con uno de los chefs más reconocido de Venezuela, Víctor Moreno, una experiencia que le proporcionó diversos conocimientos acerca de los platos típicos venezolanos.
Israel admite que le apasiona «poder crear, alimentar, servir, complacer, hacer feliz».
El experto admite que su peor defecto es querer hacer todo a la vez y estar pendiente de los mínimos detalles que pueden ocurrir en la cocina.
Explicó que la diferencia entre un chef y un cocinero y aseguró que el primero debe asegurarse que todo salga muy bien. La responsabilidad es grande, pero al final es muy gratificante cuando los comensales te dan las gracias con una sonrisa en sus rostros.
Morales recordó que en sus inicios tuvo mucho temor y contó que en su primer día como cocinero quemé varios kilos de arroz. «Mi chef decía que me dedicara a otra cosa, que la cocina no era mi mayor fuerte. Esto hizo que yo le demostrara que era todo lo contrario. Hoy en día, él es quien me llama para consultarme una receta».
Detalló que su especialidad es la comida japonesa y comentó sobre su preferencia por la cultura milenaria y sus técnicas.
Expresó su orgullo por haber creado los famosos “sushi roll tropical” que se preparan con mango, fresa y cranberries.
Israel contó de su iniciativa gastronómica Sushi Eventos que creó junto a su hermano. «Al principio pensábamos que iba a ser fácil llevar a cabo estos planes. Recuerdo que decía: “Él, mi hermano, consigue los eventos y yo cocino”. Luego, con algo de experiencia, nos dimos cuenta que queríamos trabajar para ciertos tipos de eventos como cenas, cumpleaños, fiestas y reuniones. De eso se trata, de que el cocinero se dirija hasta una determinada casa y cocine todo lo que la persona puede comer en un restaurante o en la calle, pero esta vez en la comodidad de su hogar».
Concluyó compartiendo que el secreto en la cocina es aplicar uno de los valores más importantes: el compañerismo. «Cuando el chef mantiene esa actitud de compañerismo, el trabajo se facilita en la cocina. Muchas veces una sola persona no puede asumir todas las responsabilidades. Por eso es importante que haya apoyo entre el chef y los cocineros».