Los Guaros de Lara jugarán por cuarta vez en su historia una serie final de la Liga Profesional de Baloncesto (LPB), en la edición 2017, tras subcampeonatos obtenidos en 2005, 2006 y 2015, aunque esta vez llegarán a esta cita como el equipo que da la hora y es inequívoco favorito a prevalecer.
Se lo ha ganado a pulso. Todo comenzó con la reingeniería de la plantilla que trajo a José Vargas y Elvis Báez vía cambios, concretó luego un título en la Liga de las Américas FIBA por segundo año seguido y después se reforzó con un exNBA de la talla de Nate Robinson, tras pasarse un tramo solo con Lazar Hayward en cancha por la lesión de Zach Graham y la marcha de Álex Abreu a Puerto Rico.
Para rematar, la gerencia no dudó en “mover la mata” tras una primera mitad irregular para contratar al coach argentino Guillermo Vecchio, quien desde su arribo tiene una impresionante foja de 18-3 (8-1 en postemporada). No por poco fue designado José David Hernández como Gerente Deportivo del Año.
El núcleo criollo del equipo, unido y concentrado en tareas claves (defensa del cerco rebotero, cuidado del balón, ataque colectivo tanto en transición como en cinco contra cinco, ayudas defensivas y rotaciones oportunas) ha visto florecer a Néstor Colmenares, Heissler Guillent y Báez como reservas de lujo, a un inspirado Gregory Echenique convertido en amo y señor de la pintura, a un Luis Bethelmy sinónimo de aporte integral en ataque y defensa y un “Grillito” Vargas convertido en verdugo de los anotadores rivales y hombre clave al cierre de los partidos.
Nate Robinson, más controlado y adaptado a cómo son las cosas en la liga en cuanto a público y arbitraje, ha pasado de NBA a nivel de videojuegos con sus acometidas al canasto y pases, además de sus oportunos triples. Lazar Hayward no desentona y prevalece su consistencia y Zach Graham, incluso tras problemas físicos, se las arregla para aportar desde el banco en los minutos que recibe.
Cocodrilos se llevó de su propia medicina. Un año antes celebrara un 4-0 contra un Guaros que no se lo podía creer y se había blindado para lo contrario. Ahora, Guaros hizo de Goliat, dio dos cachetazos temprano y en casa (108-89 y 110-92) en alarde de baloncesto colectivo y abundancia de recursos y luego, en su propio “pantano”, le propinó una barrida a un rival por largo tiempo convertido en enemigo infranqueable, esta vez 93-92 con una daga de Heissler Guillent en el último segundo y 97-95, con un providencial rebote y canasto doble de Bethelmy.
Nunca había sido barrido Néstor “Mamá Osa” Salazar en una postemporada y eso es otro motivo para enorgullecerse Guillermo Vecchio, quien acude a su primera final de LPB, una vez más tras haber llegado en plena campaña a un equipo en rol de apagafuegos y esta vez para verse las caras con otro que es muy querido en tierras larenses, el exguaro Tony Ruiz, ahora al frente de Marinos de Anzoátegui.
Es el acorazado oriental otro con el que se tienen cuentas pendientes. En 2005 y 2015 le ganó finales a Guaros por 4-1 con quintetos armados hasta los dientes y provistos de todo menos de misericordia. Esta vez, el que tiene que pisar con firmeza de doble campeón continental y monarca intercontinental es el equipo del ADN guaro, del Obelisco y el Na’Guara sobre su tabloncillo.
La cita comienza este lunes 26 y martes 27 en Barquisimeto y se prolongará al viernes 30 y sábado primero de julio, como mínimo, en la hasta hace poco inexpugnable “Caldera del Diablo” en Puerto La Cruz. Llega la hora de los hombres y los de Lara parecen listos para romper 34 años de espera desde aquel título obtenido por las Panteras de Lara en 1983.
