“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida. Los judíos discutían entre ellos. Unos decían: “¿Cómo este hombre va a darnos a comer su carne?” Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día (Juan 6, 51-54).
No hay duda de que este texto manifiesta la sensibilidad humana y social, de Cristo, nuestro Divino Maestro; Él quiere preocuparse, a fin de que todas las personas, pudiesen saciar su hambre física, para que queden saciados no sólo con el pan material, sino también con su Palabra, con su Cuerpo y con su Sangre.
Para Cristo, la persona es integral, valora tanto su Cuerpo, como su espíritu. Él quiere salvar a la persona toda, en el tiempo y en la eternidad.
Manifiesta que es Maestro y que su palabra tiene poder. Ese poder que le permite multiplicar los panes y los pescados, como anuncio del festín mesiánico; por cuanto con el Mesías llega el tiempo de la salvación.
Pero aún más, ya Melquisedec, alimenta a Abram y su gente con pan y vino, como signo de bendición, como lo expresa Génesis 14,18-20. Todo esto, tanto la multiplicación de los panes, como esta ofrenda de pan y vino, es una referencia muy clara a la Eucaristía, en la cual, dice Pablo, en 1Corintios 11, 23-26, “Cuando el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunció la acción de gracias, lo partió y dijo: esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía. Lo mismo hizo con el Cáliz, después de cenar, diciendo: este Cáliz es la nueva alianza, que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía, siempre que beban de él”.
De esta manera, se instituye la Eucaristía y el sacerdocio, y así cada día los Obispos y Presbíteros, celebran la Eucaristía actualizando el memorial, de la muerte, y resurrección de Cristo; alimentando al pueblo de Dios, con la palabra, y con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, en cada Santa Misa.
Qué Misterio tan insondable; ya que en primer lugar Cristo, se multiplica en cada hostia Consagrada, y en cada Cáliz para darse personalmente a los fieles, para fortalecerlos en su fe, y habitar en cada corazón, y todos vivan en Cristo.
Por otra parte, aun cuando se vean, los accidentes de pan y de vino, después de la consagración, en esas especies, se encuentra el Cuerpo, la Sangre, el alma y la Divinidad de Cristo.
Por eso al comulgar se nos dice: El Cuerpo de Cristo, y respondemos Amén. Además, cuando se reservan en el Sagrario, esas hostias Consagradas, allí está Jesús Sacramentado, y ante Él decimos: bendito y alabado sea Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del Altar, sea por siempre bendito y alabado; y cuando en este día se lleva en procesión, debajo del palio, a los diferentes altares, preparados para su adoración, todos decimos: Señor mío, y Dios mío. Que así sea.
Detrás de la violencia y del odio se encuentran personas infelices
Vaticano, 14 Jun. 17 /(ACI).-, El Papa Francisco advirtió que la reticencia a amar de forma gratuita es fuente de violencia, y recordó que las personas violentas no son malas por naturaleza, sino que son personas infelices por no haber sido amadas.
Esa falta de amor, que termina degenerando en violencia, tiene su origen en la misma infancia. “Cuando un adolescente no es amado, o no se siente amado, puede nacer en él la violencia. Detrás de tantas formas de odio social y de vandalismo hay, con frecuencia, un corazón que no ha sido reconocido”.
…“no existen niños malvados, al igual que no existen adolescentes del todo malvados, pero existen personas infelices. ¿Y qué cosa puede hacernos felices si no es la experiencia del amor dado y recibido?”.
El Pontífice comparó el amor de Dios con el amor de los padres, que quieren a sus hijos incluso cuando se equivocan, y aseguró que nuestra esperanza reside en ser hijos amados de Dios.
…Dios nos ama porque Él mismo es amor, y el amor tiende, por su naturaleza, a difundirse, a entregarse..
“Una espantosa esclavitud en la que podemos caer es pensar que el amor debe merecerse. Tal vez, buena parte de la angustia del hombre contemporáneo deriva de esto: creer que si no somos fuertes, atractivos, bellos, ninguno se preocupará por nosotros”.
…“para cambiar el corazón de una persona infeliz, es necesario abrazarla. Hacerla sentir que es deseada, que es importante, y dejará de estar triste. El amor llama al amor, de modo más fuerte que el odio llama a la muerte”.
Evangelio
Juan (6,51-58): En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: « El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.» Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesus.