No es verdad que la respuesta a la crisis económica venezolana esté en ampliar la cobertura de los CLAP, conseguir unos dólares para pagar e importar o lograr que todas las empresas funcionen como las cementeras, las procesadoras de café y las papeleras estatizadas. Hay alternativas al fracaso de intentar imponer el socialismo afincado en la renta, distintas a profundizar y ensanchar el modelo y por lo mismo agravar sus consecuencias: escasez, colas y precios altos sin generar empleos ni oportunidades para los jóvenes, pero sí multiplicando ocasiones para la corrupción.
No hay que ir demasiado lejos a buscar respuestas. Solo hay que prestar atención a los estudios y propuestas de nuestros profesionales. Esos a quienes un caletre ideológico o el afán de poder enceguecedores prohíben escuchar.
Economistas venezolanos, profesores en varias universidades e investigadores reconocidos aquí y afuera, trabajaron juntos a lo largo de 2016 y produjeron el libro La nueva economía venezolana. Propuestas ante el colapso del socialismo rentista (Alfa. Caracas, 2017), el cual fue presentado en la Universidad Católica Andrés Bello, y lo será el próximo jueves 22 en la Cámara de Industriales de Lara y pronto en el Instituto de Gerencia del Zulia (IGEZ).
Sus casi quinientas páginas nos muestran que como sociedad, de estas casi dos décadas así como de los años precedentes, debemos obtener aprendizajes. Para que la experiencia nos sirva. Para que todo esto no haya sido en vano.
Está la radiografía del inmenso fracaso del llamado socialismo del siglo XXI, un nombre muy inadecuado para un proyecto afincado en las premisas rentistas del siglo XX venezolano, y en ideas decimonónicas, trátese del Marxismo o de mitos como la reivindicación social, más palabrera que real, de nuestra Guerra Federal. El saldo, una economía en bancarrota y un impresionante retroceso social.
Pero este libro que quiere ser útil a los venezolanos de hoy no se conforma con diagnosticar, propone. Cada capítulo trae conclusiones y recomendaciones. ¿Qué hacer con el ingreso petrolero? Una política monetaria consciente de la dignidad de los venezolanos. Un modo sensato de levantar el control de cambios. Una reforma financiera para la estabilidad y la inclusión. Un sistema de protección social y laboral. Un pueblo de propietarios.
Pero la reforma ha de ser creíble y también los reformadores. Para eso, es necesario un cambio político.