La crisis política en Venezuela, sacudida desde abril por protestas que dejan más de 70 muertos, será el punto dominante este lunes de una sesión especial de los cancilleres miembros de la OEA, una caliente antesala a la Asamblea General del organismo en el balneario mexicano de Cancún (este).
«La cuestión de Venezuela va a ser quizás número uno en la lista de preocupaciones regionales para conversar en México», reconoció días atrás un alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense que pidió no ser identificado.
Los reflectores apuntarán a la sesión especial del lunes, incluida de último momento y al margen de la asamblea, que busca reponer una reunión del 31 de mayo en Washington, cancelada por falta de consenso.
Venezuela es sacudida por cotidianas protestas callejeras desde el 1 de abril, luego de que el Tribunal Supremo minara los poderes del Legislativo, las cuales recrudecieron tras el llamado del presidente Nicolás Maduro a una Asamblea Constituyente, considerada inconstitucional por el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, y algunos países miembros.
Las sesiones especiales y los constantes pronunciamientos críticos desataron en abril pasado la furia de Maduro, que instruyó a su canciller a iniciar el proceso para retirarse de la OEA, que tomará dos años.
Dos proyectos
Los cancilleres buscan adoptar una resolución de consenso a partir de dos proyectos muy distintos.
Los 14 países de la Comunidad del Caribe (Caricom) proponen que la solución de la crisis venezolana sea «interna» y «basada en un diálogo» entre gobierno y oposición.
Perú, Canadá, Estados Unidos, México y Panamá impulsan, en cambio, crear un «grupo de contacto» integrado por países seleccionados para acompañar un nuevo proceso de negociación.
La Casa Blanca sostuvo el jueves que el presidente estadounidense Donald Trump sigue «enormemente preocupado» por la situación del pueblo de Venezuela. Su delegación estará encabezada por John Sullivan, subsecretario de Estado.
La gran incógnita es saber cuál será la reacción de Venezuela ante esta nueva reunión especial y si estará representada en Cancún pues aún es miembro pleno del organismo.
Venezuela «nos ha dicho que va a acreditar una delegación para que participe en los trabajos», dijo el martes la vicecanciller mexicana Socorro Flores, pero hasta la noche del viernes no estaba confirmada su participación.
Maduro se ha reservado de hacer comentarios sobre la Asamblea en sus últimos discursos, mientras que la canciller Delcy Rodríguez se ha limitado a tuitear que «ni la OEA, ni Almagro, ni la derecha de la región alentada por EEUU podrá con la Venezuela soberana».
Pocas expectativas
La OEA enfrenta la crisis venezolana dividida entre los aliados de Caracas, como Nicaragua y Bolivia, y aquellos que reclaman suspender la Constituyente, llamar a elecciones y liberar a presos políticos.
Y las expectativas son pocas. «Va a ser muy difícil llegar a un tipo de evolución o una serie de pasos para resolver la situación», advirtió a la AFP Christopher Sabatini, internacionalista de la universidad estadounidense de Columbia.
Sabatini espera las usuales declaraciones de preocupación de los gobiernos por las condiciones en Venezuela, salvo que los cancilleres lleguen con un acuerdo consensuado.
«Habrá que ver cómo va a reaccionar Venezuela y sus aliados en el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América), si ellos también van a amenazar con salir de la organización», añade.
En todo caso, observa el analista, la única sanción aplicable por la OEA sería aislar o rechazar la membresía de un gobierno, a menos que, como ocurrió con Haití en los años 90, se permita a los estados miembros aplicar sanciones de manera individual.