Hay días, como ayer, cuando el sonido de las bocinas de los carros denota júbilo y no irritación o desesperación, como es lo habitual. El motivo del inusitado significado fue el traslado de la sagrada imagen de la Divina Pastora desde el templo de Santa Rosa de Lima, su morada, hacia Barquisimeto, un hecho que solo ha sucedido dos veces en la historia, en 2001 y ahora, cuando la arquidiócesis de Barquisimeto decidió organizar la segunda procesión extraordinaria , esta vez para orar por Venezuela.
Escoltada por vehículos y devotos sobre sus pasos, la patrona de los larenses fue conducida dentro del Pastora móvil desde el pueblo Santa Rosa y tomó la avenida Lara hasta la iglesia de la parroquia San Antonio María Claret, donde pernoctará hasta las 9 de la mañana de hoy, hora prevista para el inicio de la procesión hacia la Catedral.
Pronto, el puñado de personas que caminaron detrás de la imagen de la Virgen María se agrandó. Unos metros más adelante del arco de Santa Rosa la esperaba un grupo de ciclistas, entre ellos Carlos Moreno, quien se sumó “por fe, por la libertad de Venezuela, sobre todo, y que haya paz”.
Al llegar a la intersección con la avenida Los Leones, los feligreses se encontraron con los ciudadanos que desde la mañana cumplían con la protesta nacional del plantón. Aunque la mayoría no se unió a la caminata, expresaron su aprobación con aplausos y entonaron el Himno Nacional al ver a la Virgen pasar.
Ningún transeúnte fue indiferente ante la presencia de la Divina Pastora cuando -vestida toda del color de la paz- pasaba por la avenida Lara. Panaderos desde la parte alta de un local se afanaban en hacer retumbar las palmas de sus manos, pasajeros desde las paradas los imitaban, residentes de los edificios se asomaban por las ventanas y todo aquel que poseía un celular se apuraba en registrar la historia con los brazos alzados. Había quienes con miradas suplicantes y conmovidas buscaban el rostro pálido de la patrona, la saludaban con la señal de la cruz y en susurro le encomendaban sus preocupaciones.
Ofrendar su talento fue la idea del violinista Jaime Rodríguez, integrante de Ensamble Terepaima. A unos pasos de la calle 07 con avenida Lara, de pie sobre un taburete y rodeado de telas celestes y blancas dedicó a la Madre María las notas de Venezuela y Alma Llanera.
Hubo aquellos quienes al consultarlos cuáles eran las necesidades que los motivaron a acudir a la caravana las describieron con precisas palabras, como lo hizo Emilen Vargas, que se trasladó desde el barrio La Feria de Barquisimeto para acompañar a la Virgen: “Es tanto el dolor que hay en Venezuela que ya nuestra esperanza es Dios y la Virgen, de salir de tanto desespero, de tanta incertidumbre, la tristeza que nos embarga, porque a pesar de que no son nuestros familiares los que han muerto nos duele. Tanta hambre, tanta enfermedad”.
Testigo de este acontecimiento inusual, Vargas confesó sentir un “escalofrío”, pero no de miedo sino de paz, aclaró. Otra mujer que escuchó la declaración se unió espontáneamente para apoyarla, pues compartía la sensación.
No pocos se conmovieron hasta las lágrimas, adultos e incluso niños. Lorena Millán sostenía en el regazo a su hija de no más de 2 años de edad que lloraba inconsolable. Según la madre el sentimiento afloró cuando vio introducir la imagen dentro de la cápsula de cristal del Pastora móvil para partir de Santa Rosa. Millán intentaba consolarla diciéndole que la Virgen volvería, pero no lo lograba.
Esta madre habitante de Santa Rosa deseó que, como los pastores, la advocación mariana en la que tanto confían los larenses logre reunir a toda la sociedad en un mismo rebaño: “La Divina Pastora es la madre de todos, no importa de qué color seas, no importa a quién apoyes, siempre nos une. Me encantaría de verdad que con esta visita de la Virgen haya más unidad en el país. Ya basta de tanta guerra, de tanta violencia”.
Así como mira a la Pastora de Almas una devota la percibe el rector del santuario de Santa Rosa de Lima, presbítero Humberto Tirado. “La Divina Pastora es una de las pocas cosas en Lara que nos une, que nos pone en comunión como hermanos”, aseguró. Por eso, a quienes han perdido la fe el sacerdote aconseja: “No se dejen robar la esperanza de poder encontrar soluciones pacíficas”. La madre María, recordó, acude para socorrer e interceder ante su hijo Jesucristo.
En “momentos difíciles” como los que viven los venezolanos, opinó Lilia Ferrer de Jiménez, “significa algo grandioso (la visita de la Virgen) porque sabemos que ella va a llevar paz a los corazones de cada uno de los feligreses que la van a caminar mañana (hoy) y nos va a reencontrar de nuevo, que no hayan divisiones y que de verdad podamos vivir en un país bello, con todas las riquezas que tiene, con la fraternidad y la solidaridad”.
Si en 2001 la Divina Pastora hizo su primer peregrinaje extraordinario a la capital y en aquel momento no se aprobó la Ley del Aborto –la razón por la cual se organizó la procesión- este año el acontecimiento tendrá también un impacto positivo, al modo de ver de Millán: “Confiamos que sí tenga un impacto positivo porque ahorita nos toca a todos. Quizás en ese momento afectaba solo a ciertas personas, pero ya aquí somos todos. Gracias a Dios en mi casa no hay ningún preso o fallecido (en protestas), pero es el sentir de uno como madre de ver cómo pierden a sus hijos. Todos lo sentimos. Queremos vivir tranquilos y con ganas de seguir luchando porque no nos queremos ir”.
Cálido recibimiento
En la iglesia Claret, más creyentes aguardaban para recibir a la Excelsa Patrona. Tantos fueron que el espacio del templo se hizo pequeño para cobijar a todos durante la celebración de la santa misa de bienvenida.
“Hemos comenzado a vivir la grandeza de tener a la Divina Pastora, la madre de Jesucristo y madre nuestra recorriendo las calles y avenidas de la ciudad. Cuando uno se acerca a la Divina Pastora siente la esperanza, el alivio, pero sobre todo la paz. Por eso, nuestra madre ha salido en esta visita extraordinaria para traernos esa paz que necesitamos los venezolanos”, observó el padre Elvy Marcella, párroco de la Claret, antes de oficiar la eucaristía.
La imagen sagrada cuando está en la calle, quiere dar un mensaje clave, dijo el sacerdote: ‘ánimo. Ustedes nos están solos. En medio de la adversidad cuenten con un Dios que los acompaña’. Nuestra Madre María nos va a ayudar a superar cualquier crisis que pudiéramos estar en este momento”.
Además, María viene a recordar que de la mano de Jesucristo el rumbo es luminoso. “Vamos a permitir que Jesucristo se haga presente para que disipe todas las tinieblas que en este momento nos pudieran estar alejando de la luz de la vida”, recomendó.