Recuerdo cuando llegué a Barquisimeto recién graduado de abogado en 1971, me incorporé al Colegio y había elecciones para nueva Junta Directiva. Cada dos años se renovaban, sin retraso, las autoridades. Andaba medio perdido, conocía poco y a pocos abogados. No recuerdo quién me sugirió hablar con los doctores Argenis Román y Luis Armando Silva, ambos ya fallecidos. Me dieron consejos que siempre he agradecido y me han sido útiles. El Colegio de Abogados ha sido para mí y para todos los abogados larenses, una escuela y una institución. Mis profesores en la UCAB, cuando sabían que yo era de Barquisimeto, me felicitaban por el probo y eficiente Poder Judicial de esta entidad y por el Colegio de Abogados, siempre honorable desde la época de su primer presidente y fundador Dr. Luis María Castillo en 1895.
Desde aquel primer voto por el recordado Dr. Argenis Román, siempre voté cada dos años para elegir una nueva Junta Directiva, unas veces ganó la fórmula que apoyé y otras veces perdió. Esa continuidad se interrumpió con la llegada de esta “revolución”. Nunca le convino al oficialismo una elección periódica y ordenada porque nunca tuvo oportunidad de ganar, preferían dejar la Junta Directiva que estuviera aunque les fuera adversa. La actual lleva más de ocho años. El ejercicio del poder produce un desgaste humano e institucional, la renovación siempre es necesaria y provechosa. Con el cuidado del Colegio de Abogados estamos cuidando una Unidad Académica tan valiosa como el Instituto de estudios Jurídicos “Ricardo Hernández Alvarez”. Gracias a este instituto somos legiones los abogados que hemos podido perfeccionar nuestros estudios y obtener postgrados universitarios de calidad. El sistema de protección social del abogado, el deporte, el Centro de Resolución de Conflictos y un sin número más de servicios que el Colegio presta a la comunidad barquisimetana, deben ser protegidos de la toma destructiva a que nos tiene acostumbrado el oficialismo. Por esa razón, cuando por fin se convocan elecciones, he pensado con serenidad por quién votar.
Es una de las elecciones más cruciales en la historia del Colegio. Y he decidido votar por el joven abogado Alexander Suárez Querales y el equipo que lo acompaña. La principal cualidad de Alexander es su integridad moral, sus principios y valores muy bien arraigados. Ha sido siempre un hombre opositor a este régimen. Desde siempre, sin vacilación de ninguna naturaleza. Estudioso, inquieto, con el dinamismo propio de la juventud. Impulsivo y vehemente, pero que sabe oír. Varias veces le he dicho reflexiona, cálmate antes de responder y lo acepta. De formación cristiana profunda, aunque también le he dicho al Colegio no vas a una cruzada religiosa, vas a servir a todos, respetando la libertad de cada quien. Me hubiera gustado unidad entre quienes nos oponemos al actual régimen, no fue posible, al fin y al cabo defendemos la pluralidad de ideas. Sin desmeritar cualquier otro candidato, me parece que la mejor opción es Alexander Suárez y por él votaré.
