El orgullo desbordó en la alabanza que fanáticos, quienes quisieron terminar de glorificar la historia criolla del Mundial Sub20, le brindaron a los protagonistas del subcampeonato en Corea del Sur en su arribo a suelo venezolano.
El Estadio Olímpico de la UCV estuvo casi repleto y lució de color vinotinto en tarde con amenaza de lluvia en la que se le dio una calurosa bienvenida a la selección nacional con un acto simple, organizado por la FVF, que no pasó más allá de presentar a cada uno de los artífices del triunfo, unos más aplaudidos que otros por su rol protagónico en la competencia, permitirles breves palabras, rememorar sus cábalas previo a cada partido, para terminar con una pausada vuelta al Olímpico entre aplausos, gritos de alegría y cánticos que siempre alardearon al equipo venezolano.
La nueva generación de futbolistas ya en suelo criollo, sin Adalberto Peñaranda y Yangel Herrera, ausentes porque debieron integrarse a sus respectivos equipos, desencadenó la estimación de una afición que asintió a sus campeones sentimentales tras cumplir con un Mundial épico; pocos fanáticos, quienes se uniformaron de vinotinto, pensaron que podía ser exitoso.
“Hay que darle gracias a Dios y a quienes nos apoyaron, es uno de los momentos más bonitos de mi vida, trabajamos para darle alegría al país y cumplimos”, exclamó el goleador criollo Sergio Córdova, uno de los primeros en subir a la amplia tarima que de a poco se llenó de caras jóvenes, las mismas que protagonizaron el éxito criollo, pero que luego también aglutinó a unas más desgastadas del numeroso grupo que estuvo detrás del director técnico Rafael Dudamel.
El acto no se extendió más de una hora, el protagonista fue todo el equipo y tuvo a Rafael Dudamel con la batuta, encargado de dirigirse a la afición, quien se mostró exaltado y con un mensaje reiterativo de darle crédito al desmesurado esfuerzo de todos los integrantes del conjunto, pero a su vez consciente de que el triunfo genera más compromiso para el futuro.
“Hace mucho que Venezuela tenía el orgullo guardado y estos muchachos permitieron que los sacáramos a pasear de nuevo, esta consecución tiene que servir de impulso, nos obliga a crecer y a evolucionar más”, afirmó eufórico el yaracuyano.
Selló una historia
El sencillo acto desarrollado sobre el desgastado escenario capitalino sirvió para sellar el ciclo de éxito de los criollos que inició 21 meses atrás. Ahora, luego de un descanso pronunciado y merecido para todos, resta rearmar en todas sus facetas los objetivos de la Vinotinto, sobre todo en la categoría absoluta, que es la que más adeuda.
“Nos corresponderá pensar con más calma para iniciar el resurgir de otras categorías. El éxito obtenido en este Mundial nos obliga a repetir buenos resultados, aunque no sea fácil. Lo que sí podemos afirmar es que dejaremos todo nuestro esfuerzo y trabajo en busca de trascender en eventos en el futuro”, contó Dudamel ya con menos vehemencia en la rueda de prensa posterior al encuentro con la fanaticada.
El yaracuyano hizo ahínco en que los próximos módulos de trabajo contarán con convocatorias de mayores y Sub20 de forma unísona, lo que supone el cambio generacional que buscará en la absoluta.
