“Uno de los grandes errores que comete la gente es tratar de forzar su interés. Tú no eliges tus pasiones; tus pasiones te eligen a ti” Jeff Bezos. Presidente de Amazon:
Cuando se ha permanecido por mucho tiempo en la misma oficina, cuando ya no se tiene la posibilidad de realizar lo que se ambiciona, cuando se verifican hechos importantes que nos tocan de cerca (cambios en la empresa o en la propia vida) es siempre útil pararse para profundizar en la propia situación, recolectando datos de si mismos y de su propio pasado, reconstruyendo la propia historia personal, de manera que se pueda evidenciar: una evolución, cualquier pausa constante, los éxitos y fracasos, reuniones significativas o el propio modo de operar.
Profundizar en su propia situación laboral permite prevenir un útil “examen de la realidad“ respecto a la situación que concretamente se está viviendo, evitando de caer en errores de evaluación debido a características emotivas que muchas veces acompañan los momentos de cambio.
Estos errores pueden consistir en una sobrevaluación de las propias posibilidades o, al contrario, en una excesiva restricción del propio horizonte escogido, debido a la falta de confianza en las propias posibilidades o a una fijación excesiva a los ritos y las tareas que utilizamos para jugar.
Al mismo tiempo, la necesidad de llegar a una clara evaluación de la propia situación profesional puede incluso ofrecer una ocasión de transformar una necesidad, o una exigencia, en un proyecto de vida expandido, que contempla incluso tesis que posiblemente habían estado descartadas o ni siquiera habían sido tomadas en consideración.
Si han decidido hacer coincidir el cambio de trabajo con un salto cualitativo en el terreno profesional o con un intento de mejorar incluso la calidad de vida, veamos entonces en síntesis los temas sobre los cuales deben parar y reflexionar a la luz de los años pasados como trabajador dependiente o como estudiante, antes de tomar la decisión de lanzarse a una actividad emprendedora propia:
Los valores a los que no pueden renunciar: es decir que los hacen felices;
La importancia que atribuyen al dinero;
La importancia que atribuyen a dar vida a sus ideas;
Las características que piensan son las más importantes en un trabajo;
Las tareas que hacen mejor;
Las habilidades personales que les divierten más usar;
La importancia que atribuyen al ambiente de trabajo;
La importancia que atribuyen al tiempo libre;
Como se imaginan dentro de cinco, diez y quince años;
Que imágenes de ustedes querrán dejar a los otros;
La propensión a seguir o a decidir, a asumir o evitar la responsabilidad.
También deben darle un vistazo al pasado y preguntarse:
¿Qué momentos de mi vida profesional me han dado mayor satisfacción?
¿Qué logros me han dado mayor orgullo?
¿A qué debo mis fracasos?
¿Que me entristece dejar?
¿De qué cosa estoy contento de haberme liberado?
Definitivamente, la fase de transición de un puesto de trabajo a un nuevo trabajo autónomo representa un periodo más o menos largo, de pertinencia estratégica y, precisamente por esto, particularmente delicado.