Mientras sale el sol en su patria y muchos renuncian a cerrar los ojos con tal de acompañarles en la búsqueda de la gloria, la selección de fútbol sub20 de Venezuela saldrá a citarse con la grandeza, al disputar la gran final del Mundial Corea del Sur 2017 en el estadio Mundialista de Suwon frente a su similar de Inglaterra, este domingo, a partir de las 6.00 de la mañana (7.00pm en Corea).
Es la concreción de un “sueño” justo al alba. Lo que por muchos años se veía como utopía en un país en el que reina el béisbol y lo que hasta hace poco era un anhelo muy lejano, estar en un Mundial, dejó de ser suficiente.
Aunque no se le haya dado a los mayores aún, a nivel sub17 (Emiratos Árabes 2013) y sub20 (Egipto 2009 y Corea del Sur 2017), ha dejado de ser imposible, así como también lo han demostrado las damas con Deyna Castellanos como referentes.
Es por muchas generaciones de jugadores que no pudieron lograrlo pese a grandes carreras y por un país que mucho sabría agradecer un puñado de alegría en tiempos tan difíciles, que estos “lanceros” irán a luchar contra un gigante que ha estado dormido desde su título en 1966 a nivel adulto y esperan, medio siglo después, tratar de interponerse en el camino de los Vinotinto.
Con el aval de haber transitado la primera fase sin recibir goles y con tres victorias ante Alemania (2-0), Vanuatu (7-0) y México (1-0) y dejar luego en el camino a Japón (1-0), Estados Unidos (2-1) y Uruguay (1-1 y 4-3 en penaltis) tras tres juegos en los que necesitaron tiempo extra (120 minutos), Venezuela parece estar lista para ir por lo suyo y hacerse con el cetro ante una Inglaterra que mucho depende de Dominic Solanke pero que también ha mostrado consistencia en ataque y solidez en defensa. ¿Quién prevalecerá?
Anhelo nacional
Rafael Dudamel, el exguardameta y ahora inolvidable seleccionador vinotinto tanto de mayores como de categorías formativas, ha resumido en una frase el anhelo de todo un país: “Queremos ser recordados como los campeones del mundo”, dijo en la rueda de prensa previa al cotejo.
“Estamos a horas de vivir un momento único en nuestras vidas y para nuestro fútbol, la palabra de moda es disfrútenlo y sí, lo vamos a disfrutar, pero viviéndolo con la mayor intensidad, la que se necesita para jugar una final de una Copa del Mundo y pretender ganarla”, reconoció el estratega.
Dijo que ve al equipo “muy enfocado y muy claro de las características del rival” y que eso le da tranquilidad. “En el tiempo entenderemos, dimensionaremos lo que realmente ha significado y significará este momento y el título mundial”, concluyó.
Pelea en el hotel
Apenas a horas del partido, la FIFA reconoció que hubo un altercado en el hotel de concentración en Suwon entre jugadores de Venezuela y Uruguay, cerca de las 9.00 de la noche (8.00am en Venezuela). Hubo un intercambio de insultos y luego de puños entre miembros de ambos equipos pero no se precisó el nombre de los involucrados, en espera de una investigación formal. La policía surcoreana arribó al sitio de los hechos.
Que amanecer sea siempre esperanza
Culminan tres semanas de intensas emociones entre desvelos, creciente apoyo y un halo de paz, teñido de vinotinto en el pecho y de esperanza en el corazón, de valientes pinceladas dentro de la cancha -e incluso corajudas palabras al abandonar el rectángulo- en el intento por brindar esperanza ante un escenario utópico y una grandeza por mucho tiempo añorada, todo para un pueblo que les aclama y que precisa de su entereza en horas aciagas.
Cuando se escuche el pitazo final en las distantes tierras asiáticas, no importa lo que haya ocurrido. Habremos concurrido, todos al unísono, a una cita con la gloria, con la prueba y la convicción de que sí podemos hacerlo mejor, que para merecer las cosas hay que ir por ellas, sin importar adversidades, con paciencia y trabajo, con brillo propio para poder así dar permiso a nuestro entorno de aspirar a la trascendencia en obra. Solo así diremos, convencidos cuando llegue la hora: Ganó Venezuela!