Según el Diccionario Razonado de Economía de José Tomás Esteves (Editorial Panapo, Caracas, 2011, pág. 591) “La subasta es una forma de vender bienes consistente en la determinación del precio y del comprador a través de la elección de la oferta más elevada entre las realizadas por un grupo o colectivo deseando adquirir un producto”.Este tipo de subastas se refiere a una economía abierta o mejor una economía de mercado donde todos los compradores tienen la misma posibilidad relativa de comprar el bien subastado y todos poseen la misma información sobre la subasta en cuestión.
Como podrá inferirse, este no es el caso de las llamadas subastas cambiarias de nuestro país que distan mucho de ser una verdadera subasta. Son en realidad mecanismos de adjudicación de un bien muy necesitado, en este caso la divisa norteamericana, dirigidos de forma unilateral por el Estado a través del Banco Central de Venezuela y con una serie de condiciones, algunas excluyentes, establecidas tácitamente en un convenio cambiario publicado en la gaceta oficial del estado venezolano.
Así pues que se trata de una subasta cambiaria muy especial como todas las que se han realizado en el país que no cumplen con casi ninguna de las condiciones establecidas en una verdadera subasta en el contexto de una economía abierta.
En abono a lo anterior pudiéramos empezar señalando que en estas subastas se exigen condiciones muy específicas para poder participar. Algunos ejemplos de ellas son poseer cuentas bancarias sólo en bancos del estado, no todos los sectores económicos pueden participar en virtud de que no hay suficientes dólares para todos ellos, poseer una cuenta en dólares en la banca pública, estar al día con todas las obligaciones fiscales y parafiscales, haber declarado impuesto en el último ejercicio fiscal, presentar todos los recaudos exigidos por la Comisión de Subastas, etc.
El haber cumplido con todas esas exigencias no garantiza en absoluto que el participante podrá ser “beneficiado” en la subasta, pues adicionalmente otras condiciones aplican. Por ejemplo, cada solicitante deberá ofrecer su postura prácticamente en sobre cerrado al momento de hacer la solicitud y la misma deberá estar enmarcada entre dos límites, inferior y superior, que fija previa a cada subasta La Comisión de Subastas, ergo no es una subasta libre donde el precio del bien ofertado se fije por la oferta y la demanda. También existe un monto máximo de venta de dólares, muy alejado de las necesidades de los demandantes, ya se trate de persona natural o jurídica.
En el primero de los casos, ofrecer como monto máximo quinientos dólares trimestrales para cualquier destino es francamente un monto irrisorio para cubrir cualquier gasto en el exterior en ese lapso y en el caso de las empresas, ofrecer como máximo el 30% del ingreso bruto promedio mensual actualizado y declarado en el impuesto sobre la renta del último ejercicio fiscal reduce el número de solicitantes a las grandes empresas para poder optar a un monto en dólares muy alejado de sus verdaderas necesidades de adquisición de materia prima e insumos, por lo que tendrán que acudir al mercado paralelo a fin de adquirir suficiente inventario para hacerle frente a la creciente demanda de un mercado totalmente insatisfecho de bienes y servicios.
A la hora de escribir este artículo sólo se había realizado la primera de las subastas programadas y los resultados de la misma parecieran confirmar lo antes planteado. En efecto, según declaraciones del presidente del Comité de Subastas, Pedro Maldonado, del total del monto asignado que fue de 24 millones 102.981 dólares en 3.830 operaciones, 22 millones 945 mil dólares corresponden a 776 personas jurídicas y un millón 157.887 dólares a 3.054 personas naturales (El Universal, Jueves 01 de Junio de 2017).
Previamente, el vicepresidente del área económica Ramón Lobo había señalado que más de 10 mil personas naturales y jurídicas, se habían registrado sólo en el primer día para la compra de dólares (El Impulso, Jueves 25 de mayo de 2017, pág. A5), aunque actualmente hay más de 100.000 personas inscritas a través del portal web. Como el lector podrá darse cuenta, el porcentaje de personas, naturales y jurídicas, en comparación con el número de registros es exageradamente baja. De más de cien mil inscritos, sólo fueron beneficiados 3.830 participantes y de ese total, a un número muy reducido de empresas, 776, le fueron asignados dólares preferentes. Es bueno recordar que, según información de la expresidente de Consecomercio Cipriana Ramos, existen más de 500.000 empresas en el país. Sobran los comentarios.
En segundo lugar, según información del presidente del Comité de Subastas, en la primera de ellas se adjudicaron 24 millones de dólares. El Banco Central ha señalado que se van a realizar dos subastas semanales. Si así fuese y estas se mantuviesen todo este año, lo cual es una incertidumbre, faltarían más de 30 semanas para que concluya el año.
Si en esta subasta se adjudicaron 23 millones de dólares al sector empresarial (y serían dos semanales), en lo que resta de año, se venderían unos 1.400 millones de dólares en términos redondos, lo cual resulta un monto muy insignificante frente por ejemplo a los 17.800 millones de dólares que se dedicaron a la importación durante todo el año 2016.
Finalmente pero no menos importante, haremos algunas consideraciones de tipo general, frente a este nuevo mecanismo de adjudicación de divisas que, como decíamos al comienzo, dista mucho de ser una auténtica subasta. Uno de los objetivos de este nuevo sistema es disminuir el tipo de cambio paralelo, o en palabras del Presidente “torcerle el pescuezo” (sic). Recordemos que ninguno de los mecanismos precedentes, como el Sitme, el Sicad I, el Sicad II y el Simadi pudieron hacerlo.
Todos ellos, lamentablemente, fueron un rotundo fracaso. Y este, probablemente no será distinto. ¿Qué factores pudieran contribuir a este infructuoso destino?. Veámoslo desde el punto de vista económico: la demanda de divisas en nuestro país es prácticamente infinita. Lamentablemente es un bien escaso y preferido por todas aquellas personas y empresa que tengan cualquier excedente de bolívares. No sólo depende del tipo de cambio (la realidad así lo han demostrado, se compra a cualquier precio), es una variable muy sensible que responde a la incertidumbre política y la económica, la percepción de riesgo, las decisiones de política económica y otras tantas causas.
Adicionalmente, la amplia disponibilidad de bolívares existentes en el país, producto de la constante emisión de dinero inorgánico por parte del instituto emisor, coadyuva a incrementar la demanda de dólares en el país. Per contra, la oferta de estas divisas se ha restringido debido a la disminución progresiva de las exportaciones petroleras, a los bajos y preocupantes niveles de reservas internacionales, a las dificultades de obtener financiamiento externo y a las pocas entradas de capital extranjero.
Probablemente, éstas pudieran ser algunas de las causas que, conjuntamente con la especulación, han contribuido al incremento no justificado del precio de la divisa en el mercado paralelo, que tanto daño le ha hecho a nuestra economía.
Este enorme desequilibrio cambiario no podrá resolverse con medidas aisladas como estas subastas cambiarias, si no son acompañadas de otras tantas tales como políticas anti inflacionarias, eliminación de los déficits fiscales inducidos por el aumento incontrolado del gasto público, políticas anti emisión de dinero inorgánico, incentivos a la producción nacional, generación de confianza a inversionistas nacionales y extranjeros, sinceracion de precios, eliminación de controles económicos y pare usted de contar.
Adicionalmente, los precios fijados en estas subastas distan mucho del precio en el mercado paralelo y esto no incentiva la oferta de dólares que pudiera hacer el sector privado. Y dado el grave problema de flujo de caja que el gobierno nacional viene afrontando, este nuevo esquema arrancó en un entorno de sequía de divisas, que evidentemente disminuye la oferta de dólares que el gobierno pudiera hacer, lo cual pone en entredicho la continuidad de estas subastas.