Encontrar niños pequeños en situación de enfermedad, es un tema de gran tristeza, pena e incluso tabú, para muchas personas. Para romper estos esquemas, el Ministerio Cristiano Acción Peniel muestra una cara alegre ante estas situaciones, brindando de manera gratuita sus jornadas de esperanza y oración.
El Hospital Pediátrico Niño Jesús es un sitio donde diariamente convergen decenas de estos casos de trastornos infantiles, por lo que el grupo cristiano se esfuerza sirviendo al prójimo y mantiene la motivación de las personas allí recluidas. El grupo está conformado por apenas cinco personas, las cuales aseguran que en sus dos años de labor continua, “han alegrado muchas vidas y han observado milagros ocurrir”, causados por el apoyo espiritual a los niños y sus familias.
La iniciativa surgió a raíz de que algunos cristianos, miembros a su vez de otras iglesias, observaron la necesidad de crear una asociación que se dedicara a llevar ánimos y esperanza, a los niños del Hospital Pediátrico Niño Jesús de San Felipe, ubicado en la urbanización Colinas de Yurubí, calle Polígono de Tiro, estado Yaracuy.
“Este Ministerio es un evento de expansión, para salir de las congregaciones y llegar a las comunidades”, aseguró uno de los miembros predicadores, Ricardo Meserón.
Por esta razón, el Ministerio asiste al hospital todos los martes y miércoles, a la 1:30 de la tarde, dándose la tarea de visitar cada una de las habitaciones.
“Primero, preguntamos si quisieran escuchar la Palabra del Señor. Si la respuesta es positiva, predicamos un mensaje de esperanza que en muchos casos se ha convierte en una oración especial por ese niño”, indicó Meserón.
Hay casos en el hospital que conmueven a Meserón y sus compañeros. Sobre todo, cuando los niños necesitan cirugía, pues las jornadas de oración sirven como una inyección de entusiasmo y optimismo, tanto para los pacientes y familiares, como para los médicos que practicarán la operación.
“Una vez yo me sorprendí con el caso de un niño en silla de ruedas. Tenía una condición que no le permitiría ponerse de pie desde hacía mucho tiempo. Realizamos una jornada de oración por él, y un mes después, aproximadamente, lo vimos corriendo y jugando por todo el hospital”.
Agregó que la atención que el personal da a los niños ayuda mucho en su labor. “Si ellos hacen su trabajo bien. El nuestro es muchísimo más fácil. Y de verdad que son excelentes, desde el cargo más pequeño al más grande. Todos salimos ganando, hay médicos que nos piden que oremos por determinado niño”.
“En ocasiones, hay hasta seis niños en una misma habitación, con casos de hidrocefalia, operaciones de apéndice, entre otros”, cuenta Meserón. “Te imaginarás nuestra satisfacción cuando los vemos jugando y riendo, unos pocos días después de haber hecho nuestras oraciones por ellos”.
Los familiares de los infantes no siempre comparten la religión cristiana con los voluntarios, esto podría convertirse en un momento incómodo al momento de la prédica. Sin embargo, Meserón aseguró que en momentos de enfermedad, no importa la religión, las diferencias sociales o culturales que se tengan, todo se centra en salvar, o bien mejorar, la calidad de vida del ser humano que yace en esa cama de hospital. “Muchas veces incluso nos esperan, con felicidad porque acudimos a su cuidado y atención”, expresó con alegría, pues es devoto a su compromiso con las familias que acompañan a los enfermos.
El nivel de aceptación de las personas en el hospital es cada vez mayor. En ocasiones, incluso, se organizan reuniones con el personal de seguridad, las enfermeras, los ayudantes y camilleros, cuando estos por iniciativa propia piden escuchar la Palabra conciliadora de estos señores, o bien desean ser escuchados para sentirse un poco más cerca de Dios.
Meserón manifestó que esto podría convertirse muy pronto, en la creación de un espacio fijo para realizar servicios de la Palabra dentro del hospital. “Nos sentimos satisfechos y agradecidos con el Señor por todas las respuestas que nos ha dado”, agregó Meserón.
Finalmente, la misión de este Ministerio es llevar a las personas a una relación creciente con Cristo Jesús, a través de la fe en acción, ayudando al prójimo de manera espiritual, social y con apoyo asistencial.
La invitación es que sigan apoyándonos con sus aportes para llevar alegría a los enfermos y familiares, no sólo a este Ministerio, sino a todos los grupos que ayudan con su mensaje, el cual edifica a los que reciben la Palabra de Dios, si desean petición de oración por enfermos o cualquier situación o problema, pueden contactar al Ministerio Cristiano Acción Peniel por los número 0414-5555062, 0424-5647242. A través de estos números también pueden realizar aportes monetarios y de medicamentos que serán destinados a los más necesitados.
Las personas que conforman el equipo
El ministro de Acción Peniel, está liderado por Ruger Ballester, hombre de fe, contador egresado de la Universidad Central Lisandro Alvarado (UCLA) y músico. Es oriundo de Chivacoa y busca cumplir el trabajo del Señor. Ricardo Meserón, es un profesor egresado con postgrado del Instituto Pedagógico de Caracas.
Douglas Morales, otro de los predicadores, proviene de Almarriera, Cabudare. Por último, Hernán Rodríguez, proviene de El Palaciero, Cabudare; es un hombre muy querido por su comunidad y también dedica gran parte de su tiempo a su vocación de evangelización.
Cómo afrontar la pérdida de un familiar
En algunas ocasiones, los niños no superan sus enfermedades. En estos casos, el Ministerio Cristiano Acción Peniel se encarga de mejorar el semblante de las personas en duelo por sus pérdidas.
-¿Qué hacen cuando los niños fallecen en el hospital?
-De todas maneras le damos gracias al Señor. Porque es la voluntad de Dios y no la voluntad humana. Los ha salvado, se los ha llevado a su lado, al lugar más bonito de todos. Uno debe alegrarse en todo momento, incluso en los más difíciles, pues todos los instantes que se viven son para construir el espíritu. Por eso agradecemos también por estos, en los que las almas de los jóvenes son rescatadas para vivir en paz junto a Jesucristo”.
Meserón insistió en que las palabras “mi sentido pésame”, son inadecuadas para estos momentos. “Hay que llevar palabras de aliento, no de pésame. Es una alegría que la persona se vaya con la presencia del Espíritu Santo, a pasar por el Tribunal del Señor”.
A juicio del predicador, existen muchas alegrías inesperadas en estos momentos de pérdida. Estas vienen únicamente cuando las personas se colocan en los zapatos de los enfermos: el descanso es la mayor bendición que pueden recibir, pues ellos no tienen que hacer nada, el Espíritu Santo hace todo el trabajo.
Asimismo, cuenta que las pérdidas no siempre vienen de casos del hospital. Recientemente, una de las secretarias que labora en la Sala de Profesores, sufrió la pérdida de su padre.
“Recuerdo su rostro. Estaba devastada, por eso me detuve un momento a conversar con ella y le dije estas palabras: “yo sé que estás pasando por este momento difícil y doloroso, pero tú tienes que estar contenta, porque él está contento al lado del Señor”. Inmediatamente, le cambió el semblante y pudo levantarse con más ánimos, la vimos haciendo su trabajo con un rostro completamente diferente”.
Al respecto, la enseñanza del Ministerio es que si bien, los seres humanos tenemos muchas dudas sobre lo que sucede después de la muerte, la respuesta está en tener fe en que pasará lo mejor. “Nosotros dudamos, dudamos y dudamos. Somos humanos y es lo que hacemos: pensar en forma crítica. Pero la fe es lo que le da confianza y tranquilidad en momentos de angustia”.