La extracción indiscriminada de arena y piedra del río Claro, a su paso por el caserío Guamacire, entre Agua Viva y El Manzano, tiene preocupados a sus habitantes, sobre todo porque, pese a las continuas denuncias ante los organismos correspondientes, no se ha hecho nada para detenerla.
Una vez más, un grupo de familias de esa comunidad, entre quienes se encontraban Sol Ángel Pino, José Martínez, Eira Pérez, José Aparicio, Julio Ramón Vásauez y Tomás Álvarez, invitó a periodistas de EL IMPULSO para reiterar sus denuncias.
Dijeron que los responsables de ese desastre ecológico ha originado el desvío del río hacia el este, amenazando parte del poblado, e incluso torres de transmisión eléctrica allí colocadas.
Incluso, mostraron los socavones que el río, durante crecidas, ha causado en los gaviones construidos para proteger las torres.
“Hemos denunciado este ecocidio al ministerio del Ambiente (hoy de Ecosocialismo y Aguas), así como en la Guardia Nacional, pero nada han hecho y el río sigue desviándose de su cauce natural, por lo que tememos que en cualquier momento, con una de las grandes crecidas que registra cada determinado tiempo, se lleve las casas que están más cerca de los barrancos”, afirmó Eira Pérz.
Tomás Álvarez, por su parte, denunció que con el saque de arena amarilla de los alrededores de donde el vive se le está poniendo en peligro con su familia pues esos trabajos originan derrumbes en los barrancones.
Hicieron un llamado a quienes en la Guardia Nacional se encargan del materia ambiental para que hagan una inspección al lugar y, personalmente, constaten lo que allí está pasando.
“Guamacire está en peligro de desaparecer, al menos los sectores del oeste, si continúan sacando arena del río, que aunque se ve seco, cuando vienen las crecidas se lleva todo por delante, y uno no sabe cuando eso va a pasar”, dijo Julio Vásquez, vocero de ambiente del consejo comunal del sector.
Pero el ecocidio no es el único problema de los habitantes de Guamacire, aclaró Eira Pérez.
Dijo que hace 5 años los censaron para hacerles unas casas de la Misión Vivienda y no han construido ninguna, además de que las bolsas o cajas de los CLAP no les llegan desde hace tres meses, y tampoco saben nada de los recursos de los presupuestos participativos, así como tampoco de los construticket de la alcaldía de Iribarren.
Y por si fuera poco, la vía podría cortarse en dos tan pronto llueva fuerte, como ya ocurrió hace unos dos años.