Voy a contarles algo que nunca he contado.
Corría 2014 con sus protestas juveniles, sobre las cuales sostuve que si pasaban, como creía, no debía llamarse a engaño al gobierno, porque la crisis seguiría y empeoraría, y la represión no es solución. En preparación del diálogo que intentamos entonces en busca de evitar a Venezuela lo que después ha padecido, nos reunimos en la Casa Amarilla en presencia de los cancilleres de Unasur y convinimos la sesión del 10 de abril en Miraflores que el país vio por televisión. A esa cita preparatoria asistí por la Mesa de la Unidad, junto al gobernador Henri Falcón y el Diputado Omar Barboza.
En la conversación, Falcón planteó a Maduro la liberación del alcalde de San Diego Enzo Scarano, como gesto de buena voluntad. Ante la negativa presidencial, con sumaria precisión, Barboza enunció los derechos procesales violados al líder carabobeño y la nueva réplica del primer mandatario fue crudamente reveladora: “Es que cuando está en juego la justicia, uno no puede pararse ante esas formalidades constitucionales”.
Entonces intervine, sinceramente y convencido de la oportunidad para que los calificados testigos internacionales comprendieran lo que está en juego. Señor Presidente, le dije, permítame darle un consejo por su bien. Se preguntará por qué querré tal cosa y es porque todos los venezolanos vamos en este mismo avión y usted es piloto. Queremos cambiarlo, pero no queremos tirarlo por la ventana; en la primera escala constitucional lo cambiaremos. Mi consejo es que más nunca vuelva a decir eso de las formalidades constitucionales, esa ha sido la excusa en nuestra historia para muchos atropellos. En los países de estos cancilleres, se ha sufrido mucho por esa manera de pensar. Muertes, exilios, desapariciones, dolor, atraso, precisamente cuando se pasaron por alto las “formalidades constitucionales” con la excusa de un bien mayor. Nosotros estamos aquí, hablando con usted, precisamente por esas formalidades constitucionales.
Posteriormente, además de desaprovechar cada oportunidad de diálogo, ha sido contumaz en despreciar y desconocer la Constitución. Ante la Asamblea Nacional, con el revocatorio y el voto regional y municipal, en el abuso de poder en la represión, inhabilitaciones, detenciones, juicios y ahora, al imponer una “Constituyente” inútil.
Sin Constitución queda desnudo y vulnerable. Dudo que los cortesanos, beneficiarios de las tropelías, se lo hagan ver.