Un disparo en el pecho acabó en minutos con la vida de Adrián José Osorio Heredia, de 19 años de edad. El hecho ocurrió a las 8:30 de la noche del martes en la calle 26 entre carreras 17 y 18.
Lissette Heredia, madre del joven, se encontraba recostada a una de las paredes de las afueras de la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda. Allí esperaba que le entregaran el cuerpo del tercero de sus tres hijos. En medio de lágrimas comentaba que esperaba por Dios, pues la justicia divina haría lo suyo.
Según el relato de la señora Heredia su hijo bajó del apartamento donde viven para comprar unas yucas. En ese momento, pidió prestado un teléfono Orinokia para comunicarse con ella y decirle lo que compraría, pero en ese momento llegó un hombre a pie, quien le arrebató el celular. Aparentemente, el joven reaccionó y se quiso resistir al robo, por lo que el sujeto le dispara y lo despoja del equipo.
El joven se desplomó en el piso y fue recogido por las tres personas que estaban con él en ese momento.
El criminal corrió y se subió a un vehículo blanco que lo esperaba en la esquina, el cual tomó rumbo desconocido.
La dama comenta que llamó a su padre para avisarle lo sucedido y le pidió que oraba por su hijo a quien llevaban en un vehículo auxiliándolo. Estaba con vida y lo trasladaban al Seguro Social de la 50, pero a mitad del camino murió. Su abuelo pidió a Dios fortaleza y misericordia. El joven fallecido conocía la Palabra, le gustaba escucharla, ya que su madre y sus abuelos provienen de un hogar cristiano evangélico.
Es la segunda vez que ella atraviesa por esta situación, pues en el 2012 a uno de sus hermanos lo asesinaron para robarlo, pero nunca había atravesado por el terrible dolor de perder a uno de sus hijos.
“Tenía muchos planes que habíamos hecho”, comenta la madre, mientras llora por su hijo. Ella explicó que no había culminado el bachillerato, pero hace meses hizo un curso de barbero y comenzó a trabajar en las afueras de un centro comercial muy cerca de su casa en las tardes, además estaba muy emocionado porque le iba bien y quería continuar haciendo otro tipo de cursos, mientras retomaba sus estudios.
Por este crimen funcionarios del Eje de Homicidios, manejan como móvil, la resistencia al robo.
21 días de agonía
Tras encontrarse 21 días hospitalizado en el principal centro asistencial de Barquisimeto murió José Pastor Carucí Noguera, de 55 años de edad. La víctima fatal se ganaba la vida como caletero en Mercabar y residía en la parte alta de El Trompillo.
El mismo fue herido por dos sujetos en la avenida principal de Cerro Gordo a las 3: 40 de la madrugada del 15 de mayo.
Un disparo en la región lumbar lo mantuvo hospitalizado y la tarde del lunes 5 de junio falleció.
En esa oportunidad el propio Carucí Noguera relató que iba a Mercabar y fue interceptado por dos sujetos que lo quisieron despojar de sus pertenencias y tras resistirse le dispararon.
El hoy fallecido según la página del Tribunal Supremo de Justicia presenta una orden de aprehensión del 2011, por el delito de homicidio intencional calificado con alevosía o por motivos fútiles o innobles en perjuicio de Rodolfo Antonio Romero Rodríguez (27), hecho ocurrido el 12 de diciembre del 2010, en el sector La Plazuela del barrio La Victoria.
Carucí Noguera, era conocido como La Pulga y se presume que por esta misma orden de aprehensión es que el día de ser lesionado fue ingresado con un hombre distinto al suyo, indicaba que se llamaba José Francisco Méndez Rivas.