En las últimas semanas y a raíz de la iniciativa de Nicolás Maduro de convocar a lo que él llama una “Asamblea Nacional Constituyente”, se han generado un sin número de opiniones de los más calificados juristas venezolanos, especializados en derecho constitucional, donde dejan más que claro el carácter fraudulento de tal convocatoria, así como de sus bases comiciales.
Preocupa, sin embargo, declaraciones de algunos dirigentes cuando son abordados sobre el tema, en el sentido de que, apegados a la Constitución, se realice una consulta popular para ver si el soberano, depositario del poder constituyente originario, está de acuerdo o no en que se realice tal convocatoria.
Y es en este punto donde centro mi opinión. Una cosa es explicar acerca de cómo debe convocarse una Asamblea Nacional Constituyente y otra muy distinta es entrar una vez más en el siniestro corredor electoral de activar, con este CNE, una consulta vía referéndum. ¿O es que a caso se nos olvidó el final que tuvo el proceso de convocatoria del referéndum para revocar a quien hoy ilegítimamente ejerce el poder en Venezuela?
Cuando hace más de sesenta días decidimos salir a la calle, aquí nadie salió a pedir una constituyente. Aquí salimos a voz en cuello a gritar a los cuatro vientos que no queremos más dictadura, que ya basta, que Maduro y su banda se tienen que ir ya y ello incluye a ese CNE y a ese TSJ.
Con este CNE y este TSJ resultaría un disparate someterse a cualquier proceso electoral. Cualquier propuesta que provenga del régimen en esa dirección solo buscará desmovilizar la protesta y ganar tiempo, conduciéndonos al final a un nuevo fraude y ante lo cual la mayoría en la calle ha dejado sentencia inequívoca de su voluntad de no someterse a una nueva estafa.
Es por ello que en consonancia con la lucha planteada en los tres planos que nos hemos planteado: el de la calle con los ciudadanos dándolo todo, el de la comunidad internacional cada vez más cerca de nosotros y la institucional con la Asamblea Nacional al frente como único poder legítmo, debemos exhortar a nuestros diputados a actuar en correspondencia con los acuerdos de fechas 23/10/16 y 09/01/2017, en los que se acordó el nombramiento de nuevos rectores del CNE y nuevos magistrados del TSJ, así como la declaratoria de abandono del cargo de Nicolás Maduro, como pasos fundamentales en el camino hacia la Transición.
Como ciudadano, reconozco, valoro y nunca olvidaré la lucha que en las calles y en muchos casos a riesgo de sus vidas, están dando nuestros diputados, pero que como parte de la única instancia legítima de poder que nos queda, considero desde mi más sincero respeto deben cumplir la palabra empeñada.
Y si la dictadura desconociera una vez más las decisiones que emanen de sus curules y decida imponer su Asamblea Nacional Constituyente, sepan señores diputados que aquí en la calle los estaremos esperando para que juntos, con más fuerzas, con más ímpetu y en desobediencia cívica, continuemos desconociendo cualquier acto que emane de esta dictadura.