¿Alzheimer venezolano?
La enfermedad de alzheimer es neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida de la memoria “inmediata” y de otras capacidades mentales, a medida que mueren las células nerviosas (neuronas) y se atrofian diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener una duración media aproximada después del diagnóstico de 10 años, aunque esto puede variar en proporción directa con la severidad de la enfermedad (¿18 años o más?)
El significado del término cognitivo está relacionado con el proceso de adquisición de conocimiento (cognición) mediante la información recibida por el ambiente, el aprendizaje, y deriva del latín cognoscere, que significa conocer. La cognición implica muchos factores como el pensamiento, el lenguaje, la percepción, la memoria, el razonamiento, la atención, la resolución de problemas, la toma de decisiones, etc., que forman parte del desarrollo intelectual y de la experiencia (Fuente Wikipedia).
Lo que menos pretendo ser, es médico neurólogo, psicólogo o psiquiatra. A veces no entiendo el desempeño de quienes han aceptado la responsabilidad de liderar este proceso de recuperación de nuestros más elementales principios y valores, de la ética, la moral, la solidaridad y la fraternidad que nos caracterizaban; de nuestro gentilicio e idiosincrasia, nuestros derechos fundamentales, humanos, civiles y políticos; nuestra soberanía y dignidad, entre otras tantas cosas perdidas; resumiendo… “Nuestra venezolanidad.”
Debo resaltar mi apoyo a los esfuerzos que se están realizando que, en algunos casos, llegan al sacrificio. Como respuesta a una pregunta realizada por un periodista, relativo a las pérdidas ocasionadas por la acción militar, dijo el General Dwight Eisenhower (Comandante Supremo de la Fuerzas Aliadas contra el nazismo, “por mérito propio”), después del desembarco de Normandía:
“Cuando la perdida es de un familiar o un ser querido… es del cien por ciento.”
Es esto lo que me ocupa, somos muchos quienes hemos manifestado nuestra angustia por lo que acontece en el país, sin que signifique desesperanza y/o apatía, la angustia viene dada, entiendo yo, por querer implementar coherencia en la acción.
Todo hace presumir que hay sectores que trabajan bajo una programación sistemática, que no dan puntada sin dedal y, ya la justicia venezolana, aunque tardíamente, se está activando, Las declaraciones de la Fiscal General de la Nación y de la ex Defensora del Pueblo, así como también de algunos constituyentitas, afectos al proyecto fracasado, parecen ser contundentemente demostrativas.
Debemos recordar que, según el criterio de algunos avezados abogados constitucionalistas, la génesis de este desastre estuvo en que la Asamblea Nacional Constituyente de 1999. Por propia iniciativa y sin corresponderle sancionó y derogó leyes; convocó a elecciones nacionales estatales y municipales; para representantes del Parlamento Andino y Parlamento Latinoamericano; a destiempo y a pesar de la prohibición constitucional. La Constituyente invadió potestades legislativas reservadas a la Asamblea Nacional, y se abrogó las propias del Consejo Nacional Electoral. Deterioró el peso y equilibrio democrático de representación proporcional de las minorías en beneficio dominante de la llamada mayoría electoral. (F: Historia Inconstitucional de Venezuela, Asdrúbal Aguiar Pág. 111). Continuará.