En un campo de sobrevivencia. En Venezuela, los trabajadores han perdido la noción del ahorro. La desconocen porque su ingreso mensual (Bs. 200.021 por salario y bono de alimentación) ni siquiera es suficiente para hacer frente a la Canasta Básica Familiar (CBF), que según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas – FVM) el pasado mes de abril se ubicó en Bs. 1.214.020,20.
Sólo perciben la sexta parte de lo que se requería semanas atrás. Sin embargo, con el paso de los días, producto del alza inflacionaria, la brecha se hace mayor y podría acentuarse con la activación del nuevo sistema de Divisas Complementarias (Dicom), que en su primera subasta ubicó la tasa en Bs./$ 2.010, mismo monto que sirve de referencia para el pago de aranceles aeroportuarios por importación de productos, mercado que atiende parte de la demanda nacional debido a la caída productiva que registra el país.
A propósito de responder a las necesidades básicas de la familia, los trabajadores echan mano de sus ahorros y a sistemas de financiamiento disponible para cubrir gastos. En la búsqueda de alternativas, solicitan a las empresas el adelanto de sus prestaciones, figura concebida en la ley como un derecho que reconoce la antigüedad del trabajador y es mecanismo de ahorro, concepto que pierde valor con la actual crisis económica.
Al respecto fueron consultados empresarios, gremialistas y abogados, quienes concluyeron que este fenómeno ocurre por la inestabilidad económica del país.
El patrimonio con dependencia laboral (caja de ahorro, prestaciones sociales, pago de vacaciones y utilidades de fin de año) se ha convertido en una herramienta que se deprecia con los días.
Años atrás el uso de estos recursos era objeto de una planificación familiar. Dichos montos se destinaban a la compra de un bien, remodelaciones a viviendas, viajes o pago de la educación. Sin embargo, en sectores larenses como el inmobiliario cerca del 90% de los trabajadores de algunas empresas ha hecho retiro de sus prestaciones sociales en los últimos meses. En establecimientos comerciales de productos ferreteros o de construcción la solicitud alcanza el 60%. Ambas referencias son cálculos estimados por representantes de los gremios.
Han dejado de ahorrar
Héctor Contreras, vocero para Lara de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), sostiene que los beneficios percibidos ahora no se comparan con los de años atrás.
Los dividendos socioeconómicos son pagados en moneda nacional (bolívar), pero está se devalúa cada vez más, mientras que los alimentos, en su mayoría importados, son calculados a una tasa de dólar paralelo que continúa su acenso y pulveriza el ingreso del venezolano; cruel desequilibrio cuya corrección implica cambios en la política económica, los cuales reacomoden la distribución de las cargas e incrementen la producción nacional, para así recuperar la capacidad de compra del bolívar, a objeto de mejorar la calidad de vida del trabajador. Dicha propuesta ha sido planteada por la CTV.
Domingo Salgado, abogado especialista en derecho laboral, expresó que el ahorro en Venezuela no tiene sentido. Con una inflación de tres dígitos y la amenaza de que durante el presente año alcance el cuarto número, mecanismos como las prestaciones se devalúan en fondos de fideicomiso bancario donde ganan entre el 25% y el 30% de interés anual, pero las estimaciones más optimistas proyectan inflación del 500%.
Por este motivo los trabajadores retiran su acumulado. Algunos adquieren artículos o materiales para construcciones que luego se revaloricen. Otros adelantan sus vacaciones para pagar deudas.
Varias historias
El fenómeno se da en todos los sectores, sean empleadores públicos o privados. Lucía Gómez, docente, retiró el monto permitido de su caja de ahorro para cancelar un tratamiento dental para su hija de 18 años de edad. Rosalía Fernández, enfermera, adelantó la fecha de sus vacaciones para cancelar los intereses y cuotas de una deuda. José Suárez, técnico agropecuario, al igual que Josefina Montilla, asistente de un departamento de compras, retiró el 75% permitido de sus prestaciones, con presupuestos de construcción para reparar filtraciones de sus hogares.
Pablo Sánchez, contador, pidió un crédito en el banco para adquirir el tratamiento médico de su esposa, mientras que Mariam López, uso el monto total de su tarjeta de crédito para comprar comida; todas las historias son distintas, lo cierto es que el salario resulta insuficiente para cubrir gastos del momento.
Para Contreras la medición porcentual de la cantidad de personas que han aplicado al retiro de prestaciones en sectores laboristas de Lara resulta compleja para el gremio. La práctica se hace constante y repetitiva, según información recogida por los sindicatos que también evalúan con los patronos alternativas de compensación ante la pérdida de la calidad de vida.
Cada día el índice de desnutrición y malnutrición en sectores trabajadores es mayor y las muertes por falta de medicinas incrementan, así como otros males. La descomposición salarial es producto del desequilibrio “brutal” de la economía venezolana, situación que ha trastocado las herramientas de ahorro del trabajador.
Empresarios preocupados
La situación actual preocupa a empresarios. Álvaro Entralgo, miembro de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) en Lara y representante del sector comercial, detalló que esta práctica se ha vuelto cotidiana en las empresas del sector porque simplemente el dinero no le alcanza a sus trabajadores.
Esto a pesar de que los privados han sido fieles cumplidores de los pagos de aumentos decretados por el Gobierno, aun cuando los mismos sean unilaterales y afecten el desempeño de las compañías, al punto de generar el cierre de estas. No negó que la situación política actual afecte el panorama.
Suelen hacer las referidas solicitudes durante el último trimestre del año, cuando se enfrentan importantes gastos, así como en época escolar. Enfermedad u otro imprevisto familiar, igualmente, son razones del retiro.
Según Giorgo Reni Casas, presidente de la Cámara de Industriales de Lara, los trabajadores realizan estos retiros porque saben que el dinero acumulado cada vez vale menos.
Sin embargo, la copiosidad de las solicitudes podría afectar a empresas que administren dichos fondos tras acuerdo con los mismos trabajadores, ya que en la actualidad, por poco flujo de caja, se hace complejo para muchas de estas mantener fondos en efectivo para previsión social.
En el sector inmobiliario los trabajadores también realizan solicitud de anticipo de prestaciones, con prepuestos de remodelación de viviendas o de salud, lo que es “comerse los ahorros”. Así lo comentó José Manuel Alejos, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Lara, quien aseveró que esto se debe al escaso ingreso que tienen no sólo trabajadores sino las mismas empresas.
El dinero percibido y la capacidad de compra no es la misma de años atrás, por lo que analizan todos los métodos para cubrir gastos básicos, en medio de las dificultades económicas. Esto incluye alimentación diaria.
El escenario actual afecta el desempeño del trabajo, que “hace magia” para mantener a su familia.