Todo ser que lleva dentro de sí un remolino de pensamientos adversos, abriga un descontento y un disgusto.
¿Cómo puede ofrecer, entonces, unión y progreso?
Cabe decir: Con este Gobierno nos sentimos acribillados de pensamientos contrarios, que bullen en nuestros oídos y se contraponen a nuestros deseos y anhelos.
¿En qué sitio queda colocada la armonía, la imprescindible concordia?
Por ende, tenemos que olvidarnos de las mezquindades de la vida.
Estamos obligados a desterrar del corazón los celos, el egoísmo, la envidia, el rencor, todo resentimiento.
Debemos sentirnos motivados a asear el alma de las aberraciones, para suavizar el pensamiento y las actuaciones, en busca de unión, de ir por el buen camino colectivo.
Salomón Zammar