Los miembros de la etnia Yacambú-Jirahara denuncian que fueron desplazados de sus hogares a causa del proyecto de la represa Yacambú y Dos Bocas, las cuales todavía se encuentran inconclusas después de más de veinte años.
“Somos 3.600 familias desplazadas por el Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, Inparque, y el Ministerio de Obras Públicas, y ninguno de estos organismos ha respondido por todas estas expropiaciones que vienen realizando desde 1958. En este momento, lo único que estamos pidiendo es que terminen las obras y cuiden el parque nacional”, reclamó el cacique de la etnia, Antonio García, nativo de las tierras que permanecen en gran parte inutilizadas e invadidas.
La comunidad denuncia, entre otros problemas, que la zona tiene más de 120 invasores y centenas de personas que toman los frutos y verduras del parque sin reponerlos, debido a la paralización del proyecto.
“Nosotros somos los dueños legítimos de esas tierras, nos las quitaron y ahora no las ponen a producir, por eso hay hambre”, estableció García.
A pesar de haberles arrebatado sus tierras sin asignarles una reubicación, la principal petición de los indígenas al Estado es la culminación de los proyectos, de modo que se pueda suministrar agua a los barrios que más la necesitan y se pueda sembrar y cosechar apropiadamente, las más de 50.000 hectáreas fértiles que poseen.
“Mientras ellos no cumplan y terminen las obras prometidas, se está perdiendo el único pulmón del estado Lara”, protestó García, quien recuerda que en 2015, el presidente de la República, Nicolás Maduro anunció que había gastado tres millones de euros para iniciar el protocolo para llenar las represas. Hasta la fecha, no ha habido una justificación clara de esta inversión.