La canciller argentina Susana Malcorra renunció el lunes al cargo por temas personales, una baja sensible para la estrategia de proyección internacional del gobierno de Mauricio Macri.
«Nuestra canciller nos abandona, no del equipo pero sí como canciller, por temas personales», anunció el propio Macri en una declaración a la prensa en la casa de gobierno.
«Cuesta encontrar en la historia una canciller como Susana. Gracias por el enorme aporte que ha hecho».
Malcorra, de 63 años, se radicará en España y desde allí continuará ligada a la administración de Macri como asesora con rango de ministro, informó por su parte el jefe de gabinete de ministros Marcos Peña.
El reemplazante de Malcorra será Jorge Faurie, actual embajador argentino en Francia, agregó Peña. El cambio se producirá el 12 de junio.
«Es un momento complejo porque estoy tomando una decisión que tiene tensiones entre responsabilidades de gobierno y responsabilidades personales. Mi familia está radicada en España y hace mucho que estamos separados», explicó la canciller al justificar su decisión.
Malcorra, en el cargo desde 2015 cuando asumió Macri, fue una pieza fundamental en la estrategia del mandatario de dar un giro radical en la política exterior llevada adelante por su antecesora Cristina Fernández (2007-2015), quien había priorizado las relaciones con los gobiernos populistas de la región.
«Susana ha sido una pieza fundamental», admitió Macri, quien destacó que en su anterior rol de jefe de gabinete de Naciones Unidas «todas esas relaciones que ella entabló las puso al servicio de la Argentina».
Durante su gestión Argentina recompuso la relación con Estados Unidos y con países centrales de Europa al tiempo que se distanció de Venezuela.
«Hemos hecho mucho, hemos llegado muy lejos, estamos sentados en la mesa de todos los procesos de decisión en foros regionales y globales. Pero seguramente queda mucho por hacer», concluyó Malcorra.