Nuestros pecados son innumerables.
Cuando se incurre en hechos injustos o deshonestos, se ejecuta un pecado.
Y, ¿cómo sentirás vuestra conciencia después de haber incurrido en tales hechos indignos?
Además, ¿qué pecado más horrendo que el de despojar de la vida al prójimo?
Os digo: si te arrepientes, poseerás el perdón.
Tu mente se iluminará y el espíritu resplandecerá entonces.
Comenzarás a vivir en paz y tu proceder se equilibrará, y aprenderás el ejercicio de la tolerancia. Comenzarás a disculpar. Así se evita caer en el pecado.
Es igual a un árbol lleno de gusanos, que no florecerá ni dará frutos. Cuando el granjero lo fumigue, florecerá y dará frutos.
Dejad que vuestras mentes florezcan, y a partir de ese momento vuestros pensamientos y actitudes serán fructíferos.
Os digo: Cuando el pecado se convierte en compunción, prevalece el perdón.