La imagen del Presidente Maduro y su gobierno en el mundo es tan mala como su precario respaldo interno. Mala noticia para quienes tanto han gastado en eso.
Leo despacho de la agencia EFE, según el cual en comunicación telefónica el Presidente ruso Vladimir Putin, uno de los principales aliados del gobierno venezolano, habría recomendado a Maduro solucionar la crisis venezolana “dentro de la legalidad”. Es una manera amistosa de plantear lo mismo que muchos otros le han dicho. La verdad es que el actual mandatario y su gobierno son cada vez menos presentables internacionalmente.
En la OEA ya se sabe. Su Secretario General Luis Almagro, quien fuera canciller del gobierno uruguayo de Pepe Mujica, ha sido clarísimo, tanto en su informe al Consejo Permanente como en sus intervenciones en los debates y en las declaraciones. La mayoría de los estados miembros se han expresado en términos muy bien informados y duros sobre la situación del país y la calificación de la conducta del gobierno. Incluso gobiernos aliados como los de El Salvador y Ecuador, optan por la posición más cautelosa. En Unasur la mayoría a favor de la solución electoral, la libertad de los presos políticos, el respeto a la Asamblea Nacional y la apertura del canal humanitario es holgada. Mercosur suspendió al gobierno venezolano. Los parlamentos del hemisferio y del mundo y la Unión Interparlamentaria Mundial son solidarios con nuestra AN. La declaración del Consejo de Ministros del Exterior de la Unión Europea vino en línea con los reiterados acuerdos del Parlamento Europeo. Varias naciones de ese continente se han expresado individualmente. El gobierno de EEUU ha sancionado al Vicepresidente Ejecutivo y a ocho magistrados del TSJ, es un punto de continuidad de Obama a Trump, y en el Congreso, parlamentarios de ambos partidos se han manifestado. El Secretario de la ONU presta atención al país y ha causado impacto el que se haya impedido a Henrique Capriles ir a entrevistarse con el comisionado para los Derechos Humanos. Aparte de las reiteradas expresiones de preocupación del Papa Francisco, siempre cercano, el Secretario de Estado Cardenal Parolin ha sido diáfano: “La solución de Venezuela es un proceso electoral justo”.
La mala imagen derivada de su pésimo desempeño económico, incomprensible cuando administraron casi un millón de millones de dólares, y su empeño en implantar un modelo en desuso por fracaso en el mundo entero, se ha agravado por las repercusiones internacionales de la desproporcionada, cruel, sañuda represión que ha cobrado tantas víctimas. Las protestas venezolanas, sus causas y la brutalidad con que han sido reprimidas, son noticia de abrir en los noticieros de las cadenas internacionales latinoamericanas, norteamericanas y europeas.
Esa mala imagen redunda en perjuicio de los venezolanos. Importar es más caro. Aumenta el riesgo país. Nadie invierte aquí.
El mundo se le ha puesto chiquito al gobierno. Su mala fama lo persigue en todas partes. Es un síntoma de su ocaso irreversible.