El sector petrolero de Venezuela, el país con las mayores reservas del planeta, vive una crisis profunda provocada por la falta de inversiones y la mala gestión, una situación sin visos de mejora a corto plazo, indican los analistas consultados por la AFP.
Ante la afirmación del ministro venezolano del Petróleo, Nelson Martínez, que este jueves dijo en la OPEP que el sector funciona con «normalidad», los analistas dibujan un panorama mucho más complejo y pesimista, donde Petróleos de Venezuela (PDVSA), la compañía nacional, es el eslabón más débil.
«PDVSA está obligada a importar productos de Estados Unidos y petróleo a precios internacionales y no tendría porque. Es una gestión desastrosa», resume Gonzalo Escribano, responsable del programa energía del Real Instituto Elcano.
Y ello consecuencia en primer lugar de una producción en declive constante desde hace más de una década y que confirman las últimas cifras de la OPEP.
En abril, la producción de crudo venezolano cayó en 0,46 millones de barriles diarios (mbd), hasta los 2,194 mbd, lo que supone una caída de cerca del 17% desde 2015.
«Es un caso típico de falta de inversión», asegura Abhishek Deshpande, un analista especialista del petróleo de Natixis.
«El verdadero problema es que PDVSA se ha convertido en la vaca lechera del gobierno pero no ha habido inversiones, de manera que no aumenta la productividad, y se ve obligada a importar petróleo regularmente de Estados Unidos», apunta por su parte Christopher Dembik, responsable de investigación económica en Saxo Bank.
A la paradoja de un país riquísimo en recursos naturales pero con una economía en declive (lo que los economistas llaman «la maldición de los recursos» y que sufren otros países del globo) se une ahora una crisis política y social.
En un contexto de escasez de bienes básicos y con la inflación más alta del mundo, que el FMI proyecta en 720% este año, Venezuela vive desde hace casi dos meses una ola de violencia por las protestas callejeras.
En casi dos meses de manifestaciones contra el gobierno socialista de Nicolás Maduro han muerto más de 55 personas.
«Las compañías que invierten en Venezuela están perdiendo fe en recibir el fruto de sus inversiones. Para frenar el declive [de producción] hay que invertir, pero no habrá inversiones mientras el país sigue en crisis», advierte Abhishek.
Desinversión china
Los analistas coinciden en que la gestión de PDVSA está mermada por la corrupción y, en los últimos meses, por una deuda cada vez más preocupante.
«Hoy PDVSA tiene un nivel de endeudamiento demasiado grande y desde septiembre del año pasado tiene problemas para devolver sus crédito» apunta Christopher Dembik, y advierte que «hay un nivel de corrupción tan elevado que nadie sabe cual es la liquidez real».
En paralelo, Rusia y China, que habían invertido en el sector petrolero venezolano, también están ahora revisando sus posiciones en un país donde el crudo es la fuente de más del 90% de las divisas de Venezuela.
Es el caso del gobierno de Pekín, que en 2009 acordó con el entonces presidente Hugo Chávez invertir en el sector a cambio de que Caracas le vendiera petróleo a bajo precio.
«Pero desde hace un año y medio China decidió de retirar progresivamente sus inversiones de Venezuela», indica Dembik, incluyendo la repatriación de numerosos ingenieros que trabajaban en el sector petrolero.
Ademá, apunta el analista, teniendo en cuenta la caída del precio del barril en los últimos años China ya no necesita tanto como antes el crudo venezolano.
Frente a esta situación, los observadores a apuntan a una agravación de la situación, al menos a corto plazo.
«¿Puede bajar todavía más la producción? Sí, si Venezuela continua en crisis» apunta Abhishek Deshpande.
A largo plazo, según Gonzalo Escribano, la única solución pasa por un acuerdo político que permita «una reforma drástica del sistema energético del país».
«La única forma de que el país pueda salir adelante es a través del sector petrolero, pero no esperando que mejore el precio a través de la OPEP, sino dedicándose a que PDVSA funcione, que tenga fondos, que haya inversiones, que el petróleo fluya, que las refinerías funcionen», sentencia.