Enardecidos manifestantes opositores en Venezuela encontraron una nueva vía para desahogar su rabia y frustración: el extinto presidente Hugo Chávez.
A pesar del colapso económico y el creciente descontento hacia el presidente Nicolás Maduro, hasta hace poco muchos en el país sudamericano seguían venerando a Chávez por el papel que cumplió en defensa de las mayorías pobres. Pero en el último mes se han registrado varios ataques a sus imágenes.
En medio de las protestas contra el gobierno, que han dejado al menos 53 muertos y más de mil heridos, manifestantes han incendiado, derribado y sacado de sus pedestales estatuas, bustos y retratos de Chávez en al menos cinco poblados.
El más reciente incidente tuvo lugar la víspera durante una protesta en la ciudad suroccidental de Barinas donde manifestantes atacaron y quemaron de forma parcial una casa donde Chávez pasó parte de su infancia, indicaron opositores de esa localidad.
En una jornada de violencia sin precedentes en la tierra natal del fallecido líder, donde al menos cinco personas murieron y otras 50 resultaron heridas, se registró el ataque contra una casa de la familia de Chávez. No está claro cómo comenzó el incendio ni la magnitud de los daños que sufrió la vivienda.
A pesar de esos eventos, el fervor y profundo afecto de sus seguidores sigue intacto.
Desde que Chávez falleció en 2013 Maduro ha tratado de consolidar su control del poder por medio de continuas invocaciones a su mentor y padre político. Nuevas estatuas de Chávez han sido construidas alrededor del país y las imágenes de sus penetrantes ojos e su icónica firma adornan cientos de dependencias públicas, edificios, murales y camisetas.
Algunos manifestantes opositores han recurrido a los viejos discursos de Chávez para enfilar sus críticas contra Maduro y acusarlo de haberse alejado que la hoja de ruta revolucionaria que dejó el fallecido gobernante.
Sin embargo, en las plazas de algunas localidades del país los venezolanos ya no ven en el legado de Chávez el soporte para que el actual gobierno siga aferrado al poder.
En Villa del Rosario, una población al noroeste de Venezuela, tres semanas atrás un grupo de manifestantes derribó y prendió fuego una estatua de Chávez y luego la estrelló contra el suelo. De la estructura solo quedaron sus emblemáticas botas militares sobre un pedestal.
En otros casos los bustos del extinto líder han sido sacados por completo de sus bases.
«Algunas personas de alguna manera quieren saciar esa frustración, esa decepción que llevan por dentro», afirmó Joni Cermeño, un comerciante de la localidad oriental de Pariaguán, donde los habitantes recientemente encontraron una estatua de Chávez, de casi tres metros de alto, reducida a cenizas.
Los vídeos de las estatuas destruidas se han vuelto virales en las redes sociales y hasta el portal de sátiras el Chigüire Bipolar elaboró una imagen del ex gobernante que se baja voluntariamente de su pedestal.
«Yo no me voy a quedar aquí a esperar que me corten la cabeza como a mi colega de Táchira, o peor, que me quemen como en Zulia», indicó el portal de sátiras citando una entrevista simulada con una estatua de Chávez.
En el gobierno los incidentes fueron respondidos con severidad.
Tras la destrucción de la estatua en Villa del Rosario 16 personas fueron detenidas y enviadas a tribunales militares, informó su abogada Laura Valbuena. Los detenidos fueron imputados de los delitos de rebelión y ultraje al centinela y podrían enfrentar hasta 27 años de prisión.
Jaquelin Perdomo, una empleada de la alcaldía oficialista de Caracas, consideró los incidentes «acciones aberrantes» de una «oposición violenta».
«Quieren borrar todo lo que huele a Chávez», dijo Perdomo mientras aguardaba en una plaza del centro de la capital el inicio de una concentración oficialista.
Sin embargo, para muchos analistas los ataques contra algunas imágenes de Chávez, aunque es poco probable que puedan igualarse con el icónico derrocamiento de la estatua de Saddam Hussein en Bagdad después de la invasión de Estados Unidos a Irak, muestran el descontento que hay contra Maduro.
«No hace mucho tiempo Chávez fue considerado como un héroe revolucionario en Venezuela», afirmó Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento con sede en Washington.
«Estos actos reflejan la profundidad de la ira y la hostilidad hacia un régimen que, en nombre de Chávez, ha destruido completamente una nación que fue una vez relativamente próspera y democrática», agregó.