Indudablemente la protesta en Venezuela es condenada. Quienes diariamente se dedican a salvar vidas “como pueden” decidieron salir a las calles este lunes para solicitarle al Gobierno nacional que permita la ayuda humanitaria y deje atrás la pretensión de implantar una Asamblea Nacional Constituyente.
En Caracas, se congregaron a partir de las 11 de la mañana en Parque Cristal con destino a la sede del Ministerio de Salud, ubicado en el centro de la ciudad.
“Y cuál, y cuál Constituyente, si en los hospitales se nos mueren los pacientes” gritaba el sector en rechazo a la posibilidad de que en Venezuela, en lugar de elecciones, se materialice una Asamblea Comunal que no garantizará el derecho a la salud.
Para el anestesiólogo del Hospital Vargas, Daniel Sánchez, la medicina tiene crisis desde todo punto de vista porque están asediados por los colectivos o grupos paramilitares; no cuentan con el material ni las condiciones de infraestructura para intervenir quirúrgicamente; están perdiendo el recurso humano porque los médicos recién graduados prefieren irse del país; están alimentando a los pacientes sin proteínas y no existe una política en materia de salud que realmente permita superar las dificultades.
“En 18 años hemos tenido 16 ministros. En cuatro meses qué pudo establecer la ministra Antonieta Caporale. Esto simplemente demuestra la improvisación con la que actúa el Gobierno. No tienen idea de lo que es la salud”, sentenció.
Mientras que el residente de endocrinología del referido centro asistencial, Carlos Prosperi, aclaró que la lucha no se corresponde a un aumento de sueldo sino a la exigencia de un canal humanitario que permita atender todas las patologías, incluso las enfermedades que fueron erradicadas en el siglo pasado.
Denunció que se están utilizando medicamentos vencidos, con lo cual en algunos casos se reduce el efecto en un 50%. “Nos duele que lleguen los pacientes y no podamos hacer nada. Nos educaron para salvar vidas y tenemos las manos atadas”, dijo.
En tal sentido, el diputado a la Asamblea Nacional y médico, José Manuel Olivares, denunció que un joven de 15 años perdió la vida en el Hospital de Niños de Caracas por no contar con un antibiótico.
“No es esta razón acaso suficiente para luchar, molestarse, estar en las calles y gritar cambio y libertad. La verdad es que Nicolás Maduro tienen dos años frenando la ayuda humanitaria, y ahora quieren una Constituyente”, indicó.
Por su parte, el presidente de la Federación Médica Venezolana, Pedro León Natera, expresó que los hospitales están en total bancarrota, y si aún se mantienen abiertos es por la entereza y la pasión de su personal médico, enfermero, obrero y administrativo. A su juicio, la medicina está en terapia intensiva.
La libertad también significa tener salud
Antes de iniciar la movilización, la dirigente estudiantil de la UCV, Hilda Rubí, advirtió que apartando la entrega del documento en el Ministerio de Salud, el objetivo era demostrar que el sector está exigiendo la libertad para Venezuela, que también se traduce en una salud de calidad.
Llegada la hora del mediodía, los gremios decidieron avanzar por la avenida Francisco de Miranda hasta llegar a Chacaíto, donde los esperaban piquetes de funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana y dos tanquetas con rejillas metálicas de la Guardia Nacional.
Cuatro médicos, entre ellos José Manuel Olivares, lograron subirse hasta la rejilla para solicitar que abrieran el paso. Sin embargo hicieron caso omiso. Según relató una residente, el piquete que aguardaba en la parte trasera estaba conformado por menos de 50 femeninas.
Minutos después llegaron dos tanquetas: un rinoceronte y una ballena. Esto ocasionó que la dirigencia convocara para la autopista Francisco Fajardo. “No queremos bombas, queremos medicinas”, gritaban. Los funcionarios no reprimieron en este punto.
Una vez incorporados en la autopista, llegaron al menos 20 motorizados de la GNB, quienes con lacrimógenas intentaron frenar el paso. El resultado: fallido.
Aunque ciertamente la convocatoria era para el sector salud, la sociedad civil y los jóvenes de la resistencia estaban al frente de la protesta demostrando que la lucha es de todos y para todos.
Eran casi las 2 de la tarde cuando se aproximaban un poco más hacia el centro de la ciudad. Paulatinamente aparecían tanquetas y más motorizados por la parte superior sin reprimir, mientras que por la inferior atacaban a unos jóvenes que, aunque en desproporción, lograban defenderse devolviendo las lacrimógenas.
“Están esperando la orden. Están muy tranquilos”, expresó una señora mayor.
En efecto, los emboscaron. La orden era esperar que otro grupo de funcionarios llegara a la urbanización El Rosal para que los manifestantes estuvieran en una encrucijada en la que se vieran obligados a retroceder, bien sea para Las Mercedes o para Altamira.
Chinas, piedras, gestos en total rechazo y bombas molotov, eran las armas de unos jóvenes que por más de 50 días se han defendido de los funcionarios que disparan lacrimógenas a la altura del pecho.
Lamentablemente, los periodistas y reporteros gráficos no se salvan de esta situación. Al menos tres fotógrafos y una periodista se encontraban documentando el momento justo a la altura de Las Mercedes cuando un funcionario a través de señas pedía que se retiraran para disparar en dirección a un muchacho que por las circunstancias se protegía detrás de la prensa. Disparó y quienes estaban al frente eran los reporteros. Afortunadamente no hubo heridos pero el episodio sirvió para demostrar que la indolencia es la verdadera divisa de la Guardia Nacional.
En segundos estaban en el elevado de Las Mercedes mientras llegaban los refuerzos de la PNB; otros continuaron reprimiendo hacia la autopista acompañados de 15 tanquetas que esparcían agua y pimienta con gran fuerza. “Asesinos”, decían exaltados los manifestantes.
Muchos se preguntaban cómo era posible tal ataque cuando el petitorio de este lunes era simple: apertura del canal humanitario. Quedan interrogantes en el aire pero indudablemente la resistencia continuará.
