Roger Moore, el encantadoramente desenfadado astro de siete películas de James Bond, murió en Suiza. Tenía 89 años.
El actor británico murió el martes tras una breve batalla con un cáncer, según un comunicado de su familia publicado en la cuenta oficial de Moore en Twitter.
«Con el mayor pesar, debemos compartir la terrible noticia de que nuestro padre, Sir Roger Moore, falleció hoy. Estamos todos devastados», dijo la familia en la misiva. «Sabemos que nuestro propio amor y admiración serán magnificados muchas veces, alrededor del mundo, por personas que lo conocieron por sus películas, sus series de televisión y su apasionado trabajo para UNICEF, el cual él consideraba su mayor logro».
Su estilo sosegado y su sentido del absurdo, expresados principalmente al levantar la ceja, parecían poner de manifiesto el trasfondo ridículo de las películas de Bond, en las que el apuesto agente secreto británico era tan adepto a mezclar martinis, acostarse con hermosas mujeres y ordenar comidas gourmet como a desechar a los supervillanos que trataban de dominar el mundo.
«Para mí, las situaciones de Bond son tan ridículas, tan estrafalarias», dijo una vez. «Quiero decir, se supone que este hombre es un espía y aun así, todo el mundo sabe que es un espía. Todos los camareros del mundo le ofrecen martinis agitados, no revueltos. ¿Qué clase de espía serio es reconocido donde quiera que va? Es extravagante. Así que hay que tratar el humor de un modo extravagante también».
Aunque nunca eclipsó a Sean Connery ante los ojos del público como el James Bond definitivo, Moore interpretó el papel del agente 007 en tantas películas como Connery, y logró hacerlo «encontrando un chiste en cada situación», según el crítico de cine Rex Reed.
El actor, que asumió el papel en 1973 cuando Connery se cansó de hacerlo, ya disfrutaba de una larga trayectoria en el cine y la televisión, aunque con éxito mixto.
Era recordado calurosamente por los seguidores de la popular serie estadounidense de las décadas de 1950 y 60 «Maverick», como Beauregarde Maverick, el primo inglés de los hermanos Bret y Bart Maverick en el lejano oeste. También protagonizó en 1959 la serie estadounidense «The Alaskans».
En Inglaterra, tuvo éxito con la serie de TV «The Saint», en la que interpretó a Simon Templar, el enigmático héroe de acción que ayuda a poner a bandidos adinerados en la cárcel mientras se fuga con sus fortunas. Cuando la serie terminó en 1969, su sociedad con los productores lo había hecho un hombre rico.
Tal éxito siguió a una reseña en la revista Time de una de sus primeras películas, «Diane» de 1956, en la que su actuación junto a Lana Turner fue desestimada como la de «una masa de rosbif inglés».
En los 70, el crítico de cine Vincent Canby denegó las capacidades actorales de Moore como «reducir todas las emociones humanas a una serie de variaciones de un gesto, el levantamiento de la ceja derecha».
Nacido en Londres, Moore, hijo único de un policía, estudió pintura antes de inscribirse en la Academia Real de Arte Dramático. Hizo algunos papeles pequeños en teatro y cine antes de cumplir su servicio obligatorio en el ejército, y entonces se mudó a Hollywood a principios de la década de 1950. Apareció con Elizabeth Taylor en «The Last Time I Saw Paris» («Interrupted Melody») de 1954 y con Eleanor Parker en «Interrupted Melody» («Melodía interrumpida») al año siguiente.
En 1970, se convirtió en director ejecutivo para producciones europeas de Faberge’s Brut Productions. Con la compañía, protagonizó con Tony Curtis «The Persuaders!» para la televisión británica y participó en la producción de «A Touch of Class» («Un toque de distinción»), que le mereció un Oscar a Glenda Jackson como mejor actriz.
Tres años después hizo su primera película de Bond, «Live and Let Die» («Vive y deja morir»).
Haría seis más en los siguientes 12 años: «The Man With the Golden Gun» («El hombre del revólver de oro»), «The Spy Who Loved Me» («La espía que me amó»), «Octopussy», «Moonraker» («Misión espacial»), «For Your Eyes Only» («Sólo para tus ojos») y «A View to a Kill» («En la mira de los asesinos»). Y aunque el Bond de las novelas de Ian Fleming en las que se basan las películas era descrito como treintañero, Moore desempeñó el papel hasta los 57 años.
Continuó trabajando con regularidad en filmes tras dejarle Bond a Timothy Dalton, pero nunca con el mismo éxito. Sus cintas post-Bond incluyeron esfuerzos poco memorables como «The Quest» («La búsqueda») con Jean-Claude Van Damme y «Spice World» con las Spice Girls.
En 1991, Moore se convirtió en embajador de buena voluntad para UNICEF, un papel que le presentó la difunta actriz Audrey Hepburn. Al igual que ésta, el actor le dedicó gran energía a la tarea.
«Me sentí pequeño, insignificante y bastante avergonzado de que yo había viajado tanto haciendo películas e ignoraba lo que estaba pasando a mi alrededor», expresó al describir cómo lo afectó este trabajo.
En 1996, cuando su labor con UNICEF lo llevó al Congreso Mundial contra la Explotación Sexual de Niños, reveló que él también había sido una víctima.
«Fui abusado cuando niño _ no, en serio _ pero no se lo dije a mi mamá hasta que tenía 16 años, porque sentí que era algo de lo que estar avergonzado», dijo Moore a The Associated Press.
No proporcionó detalles, pero dijo que era importante alentar a las víctimas jóvenes a no sentirse culpables. «Están siendo explotadas. Tenemos que decirles eso», dijo el actor.
Moore recibió el premio Dag Hammarskjold Inspiration por su trabajo con UNICEF y fue nombrado comandante en la Orden Nacional de Artes y Letras de Francia en el 2008, un reconocimiento que dijo que valía «más que un Oscar». Ese mismo año publicó una autobiografía «My Word Is My Bond», que incluyó detalles sobre su trabajo en las películas de Bond, su amistad con Hepburn, sus encuentros con Cary Grant, Frank Sinatra, Elizabeth Taylor y otras estrellas, y sus problemas de salud, incluyendo un caso de cáncer de próstata que superó.
Moore se divorció tres veces, de la patimadora Doorn Van Steyn en 1953, de la cantante inglesa Dorothy Squires en 1969 y de la actriz italiana Luisa Mattioli, la madre de sus hijos Deborah, Geoffrey y Christian, en el 2000.
Se casó por cuarta ocasión en el 2002, con la socialité sueca Kristina Tholstrup.