El pasado viernes el vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, anunció la séptima prórroga de la vigencia del billete de Bs. 100, esta vez por dos meses (hasta el 20 de julio), lo que a juicio de Orlando Zamora, exjefe de la unidad de riesgo cambio del Banco Central de Venezuela (BCV) es un reconocimiento de que el cono monetario no podía ser sustituido en semanas, como se planteó al principio. El procedimiento demanda un año o más tiempo, como lo advirtieron los expertos.
Aunque la medida de extensión no sorprende a los venezolanos, así como tampoco causa suspicacia que en próximos días se cumplirán seis meses del primer anuncio de salida de circulación, resulta visible que los roles entre el Ejecutivo y el BCV fueron invertidos, y que este último, único en capacidad de dirigir la política monetaria del país, se ha supeditado a las decisiones del despacho presidencial o de la vicepresidencia, dirigida por un funcionario público especialista en el área criminalística, mas no financiera o económica.
En opinión de Zamora la política monetaria venezolana es ejemplo y resultado de las malas políticas del Gobierno.
A pesar de que los catorce envíos de piezas monetarias sumarían Bs. 400 mil millones en billetes de distinta numeración, el venezolano sigue realizando la mayoría de sus transacciones en efectivo con billetes de Bs. 100. De ser cierto lo anteriormente expuesto, esto representaría el 60 % del circulante y no habría ausencia de piezas nuevas.
Es de recordar que el numerario en cuestión representaba en diciembre de 2016 el 86 % del dinero circulante en la economía.
La situación actual es un reconocimiento de que no se han traído a Venezuela los billetes que se han dicho, ni se han recogido los numerarios de Bs. 100 en las cantidades señaladas.
-Todo esto ocurre por la forma desordenada del Gobierno de manejar un tema tan delicado como la política monetaria.
Zamora explicó que si se retiran más de Bs. 600 mil millones se deben cambiar por la misma cantidad de dinero en nuevas piezas, pero el Gobierno no tendría tampoco la intención de hacerlo puesto que trata de contener la capacidad de pago en billetes. Estimula el uso de sistemas electrónicos, pero estos igualmente son ineficientes. El venezolano por tanto, se ve imposibilitado para comprar.
Se trata del mismo método aplicado el pasado diciembre para desestimular el consumo.
Fallas en las reservas
La “sequía” de dólares de la reserva internacional también puede limitar la sustitución del cono monetario.
Las reservas líquidas de Venezuela son las más bajas en su historia, mientras que 77 % está contenida en oro, también comprometido.
El cambio del cono monetario, según las proporciones que demanda Venezuela, representa un gasto de $800 mil millones.
Se rumora que Venezuela ha solicitado a la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), prorrogar compromisos de pago, sumado a que también ha tenido problemas para cancelar el arrendamiento de la aeronave que cubre las rutas internacionales de la aerolínea estatal Conviasa; ambas son muestras de la limitada liquidez de divisas del gobierno.
