Una técnica ecológica para que tus plantas y cultivos crezcan más sanos. Un método idóneo para realizar tu propio fertilizante orgánico que brinda propiedades sustentables, es maravilloso para acondicionar y preparar el suelo de tu huerto y el mejor mérito es que… ¡lo haces tú mismo!
Si últimamente llevas una vida saludable, donde lo más importante es dejar a un lado los productos químicos, un compost es un procedimiento para fabricar de manera natural uno de los mejores abonos orgánicos que podemos utilizar para fertilizar nuestro jardín. Con este método, elaboramos una sustancia rica, compuesta por elementos a raíz de la descomposición de residuos orgánicos, al mismo tiempo que reciclamos los desechos de la cocina y podemos cultivar alimentos sanos.
¿Tienes un espacio grande en tu patio? Entonces…¡Haz un compost! Junta los residuos de frutas, verduras y hojas directamente sobre el suelo, preferiblemente en un lugar con ligera pendiente para que el exceso de agua y humedad se elimine. Si te guías por la estética de tu jardín, opta por una caja de compostaje, esta es útil, si no quieres que esté visible ocupando un lugar en el suelo del huerto, además de que no estropeara el proceso de compostaje. Y es que, aunque nosotros elegimos los elementos que queremos que lleve nuestro compost, una gran ayuda la aportan, los microorganismos, como bacterias y hongos, que trabajan para descomponer de manera saludable los desechos.
Materiales…
Empieza por recolectar los desechos cargados de nitrógeno, que puedes tener a la mano siempre; entre ellos están los vegetales verdes, grama, algas, abonos verdes, estiércol, hojas y tallos de plantas, verduras, frutas y hasta pescado. Estos elementos son los que le brindarán humedad a nuestra creación, ya que se descomponen de manera más fácil. Otros elementos que tenemos que tomar en cuenta son los residuos ricos en carbono, por lo general son secos, no dejan mal olor pero tardan en descomponerse. Al involucrarlos al compost debemos humedecerlos un poco, hablamos de cáscaras de huevos y frutos secos, hojas secas, ramas, cartón triturado, paja y aserrín. Debe existir un equilibrio entre celulosa, azúcares y residuos ricos en nitrógeno.
No usar…
Hay que tomar en cuenta que nuestro abono casero debe contener materiales netamente orgánicos, evitemos involucrar materiales no biodegradables como plásticos, vidrios, huesos, madera procesada, cerámica, papel de aluminio, desechos humanos, plantas enfermas de hongos, restos de carnes o alimentos grasos y envases.
Ten en cuenta…
Las condiciones del compost se darán, si se llevan a cabo una serie de reacciones de fermentación, que se resumirán en técnicas ecológicas. Como ya dijimos anteriormente, los residuos deben tener un aspecto húmedo y si nuestro compost se está secando, es recomendable rociarlo con agua, en caso que exista extrema humedad, ingredientes como el aserrín puede absorber el exceso. Todo también depende del tamaño de los materiales, ya que si son muy grandes tardan en descomponerse y si son muy pequeños dificulta la ventilación. Lo recomendable es colocar desechos de entre 1 y 5 centímetros.
Otro punto para tener presente, es el paso del aire. La ventilación de nuestro compost es el aspecto más importante y del que más tenemos que tener cuidado. Dicho esto, podemos incorporar materiales irregulares en su forma, que tenga huecos que faciliten la circulación. Un secreto para que el compost de buenos resultados, es remover los elementos de manera frecuente, para que exista aireación en la parte inferior y conseguir acelerar la fermentación en todos los espacios. Si en tu caso, decidiste realizarlo en un compostador, hay que colocarle agujeros a la caja para que los insectos puedan entrar en él. La idea es alcanzar la fermentación lo antes posible, por esto, se debe tener una temperatura alrededor de 55ºC en el interior de la mezcla.
Beneficios…
Si hablamos de ventajas al hacer nuestro propio compost en casa, podemos observar, como lo que damos a la tierra, ella nos lo regresa. Esta composición ayuda al suelo de nuestro jardín, a nuestro huerto, a los cultivos y por último, darle a nuestro cuerpo alimentos más nutritivos y saludables sin químicos. Ya que el compost interviene como fertilizante del sustrato, renueva su estructura, aumenta la capacidad de retención de agua y nutrientes, aporta microorganismos que evitan la erosión. Adentrándonos bajo un concepto más ambientalista, con realizar esta maravilla, colaboramos con el ahorro de recursos naturales, aprendemos a reciclar y aumentamos la biodiversidad de nuestras tierras, al mismo tiempo que, fabricamos nuestra composición a raíz de materiales netamente vegetales y residuos biológicos, no gastando nuestro dinero en materia orgánica.
¡Manos a la obra!
Lo primordial es el contacto con el suelo, donde los microorganismos puedan entrar y salir del compost sin restricción. Debemos tener muy claro que hay que alternar los componentes para que no se forme una masa putrefacta. Primero, empezamos con una capa de materiales secos y ricos en celulosa, para así prevenir que se corte la circulación de aire y la parte inferior se pudra. Encima de esta, incorporamos una nueva capa con materiales ricos en hidratos de carbono, o los mejores conocidos “ingredientes verdes”. La tercera capa llevará una combinación de materiales con nitrógeno, en este caso el estiércol. Agregamos una capa de aproximadamente 3 cm con tierra, para seguir colocando más capas encima que contengan cascaras de huevos o restos de algas para evitar la acidez de la mezcla. De esta manera puedes seguir añadiéndole más y más pisos, siguiendo esta misma técnica, hasta llegar a la altura deseada, al llegar a la última capa, cúbrelo con tierra y rocíale agua para que mantenga la humedad. El compost debe ser homogéneo y debe de tener un debido cuidado. De vez en cuando, hay que voltear la mezcla para acelerar la ventilación de todas las capas y mantener la humedad. ¡Con estos simples pasos puedes colaborar con nuestro planeta, disfrutando de siembras más vivas y saludables para nuestro organismo!