El poder adquisitivo del venezolano resulta cada vez más menguado. En consecuencia, se reducen las ventas del sector comercial y la calidad de vida de los ciudadanos. Esto ocurre en el municipio Torres, del estado Lara, y en diversas regiones del país.
Como consecuencia de la desalarización, se ha reducido la compra no sólo de artículos superfluos, sino también de alimentos y herramientas para el trabajo. Así lo detalló el presidente para la Asociación de Industriales y Comerciantes de Carora, Fernando Alejo, quien manifestó que en la región no sólo ha caído la actividad agrícola, sino la actividad económica en general.
-Cae la productividad de los campos, las industrias y merma la entrada de artículos a los establecimientos… Es cierto que algunos anaqueles están llenos de productos importados, pero a veces estos son imposibles de adquirir, no sólo por el comprador, sino por el mismo vendedor. La solución a todo esto es producir aquí en Venezuela.
Alejo, quien labora en el ramo ferreterro, relató que una simple caja de herramientas, la cual adquirían años atrás con una semana de salario mínimo, se ha dejado de vender, porque su valor actual de mercado representa años de trabajo.
Lo mismo ocurre al comprar un aire acondicionado. En una de las ciudades más calurosas de Lara, Carora, el artículo se adquiría con las dos tercera parte del pago bajo concepto de fin de año de un ciudadano que devengase salario mínimo. No obstante, en la actualidad, el valor del mismo supera los Bs. 600.000. Vale destacar que el salario mínimo actual es de Bs. 65.021.
Al llevar esta comparación al escenario del hogar, Alejo lamentó que en un abasto de la red pública en Carora se venda el empaque de 300 kg de pasta importada en Bs. 3.500. Una familia promedio requeriría al menos dos, lo que representa un costo de Bs. 7.000. El ingreso integral diario es de Bs. 6.667.
A juicio de Alejo, es preciso usar la lógica para que el país supere esta crisis. Se requiere trabajo para generar productividad, empleo y abastecimiento.
Son los comerciantes los primeros interesados de que haya liquidez monetaria real en la calle. Sin embargo, las políticas del gobierno aplican todos sus esfuerzos para que no sea así.