Brasil alista un plan de contingencia para una crisis migratoria en su frontera con Venezuela, en caso de que se agrave el conflicto político y social de su vecino, dijo este miércoles el ministro de Defensa, Raul Jungmann.
El funcionario anunció por otra parte que el gigante sudamericano reenviará a su embajador a Caracas, tras una larga ausencia, como un «gesto de buena voluntad».
Las relaciones bilaterales estaban congeladas desde la destitución en agosto de 2016 de la presidente izquierdista Dilma Rousseff, considerada una aliada por el mandatario venezolano Nicolás Maduro.
Jungmann dijo que la situación en Venezuela, sacudida por una ola de protestas que hasta el momento deja 43 muertos, se convirtió en un factor de inestabilidad para toda la región y en el tema central de muchas discusiones del área de seguridad, tanto en Brasil como en otros países latinoamericanos.
«Hay que esperar que las cosas mejoren, pero hay que prepararse en caso de que la situación empeore. Un deterioro de la situación implicará una presión migratoria y debemos tener estructuras para recibir y acoger a esas personas» en la frontera, señaló en una rueda con corresponsales extranjeros.
Brasil pasó de recibir un número insignificante de venezolanos a acoger de 6.000 a 8.000 por día, indicó Jungmann. La mayoría entran y salen cruzando la extensa frontera común de 2.200 kilómetros, pero otros se quedan.
El flujo de pedidos de refugio saltó de una única solicitud en 2010 a 1.805 el año pasado.
Jungmann dijo que un conflicto en la potencia petrolera caribeña podría desplazar hasta 2,5 millones de personas, la mayoría hacia Colombia, citando un trabajo académico. «Eso da una idea de la preocupación que tenemos», señaló.
Embajador
La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, advirtió este miércoles que Venezuela está «al borde de una crisis humanitaria», casi en simultáneo con la decisión del gobierno de Maduro de militarizar el estado de Táchira, fronterizo con Colombia, luego de que decenas de comercios fueran saqueados y dos sedes policiales incendiadas.
Jungmann consideró vital que Brasil ayude a encontrar «canales de interlocución» e informó que el embajador brasileño en Caracas, Ruy Pereira, retomará sus funciones: «El próximo lunes, el embajador de Brasil, en un gesto de buena voluntad de Brasil, reasumirá su lugar en Venezuela».
«No se puede perder ninguna posibilidad de ayudar a una mediación», apuntó. Consultado por la AFP, un asesor de la cancillería brasileña aseguró que el regreso del embajador «es un tema que está en estudio, pero aún no ha sido tomada ninguna determinación al respecto». Más temprano, Itamaraty no disponía de información acerca del asunto.
Pereira había sido llamado a consultas en agosto pasado, el mismo día en que Maduro anunció el retiro de su representante diplomático y ordenó congelar los vínculos políticos tras el impeachment de Rousseff (2011-2016), que puso fin a un ciclo de más de 13 años de la izquierda en el poder.
Las reacciones contrarias a la asunción del conservador Michel Temer incluyeron roces con los gobiernos de Bolivia, Ecuador y Cuba, todos identificados con el ideario socialista.
Brasil ha sido muy crítico del gobierno venezolano y expresó reiteradamente su preocupación por denuncias de violaciones a los derechos humanos y adopción de medidas de excepción por parte del gobierno.
También tuvo un papel activo en el proceso que llevó a suspender en diciembre pasado a Venezuela del Mercosur, acusándola de incumplimiento de sus compromisos comerciales y políticos, entre ellos la cláusula democrática del bloque formado también por Argentina, Paraguay y Uruguay.