El gobierno de Colombia y el ELN reiniciaron este martes en Quito los diálogos que buscan superar medio siglo de conflicto armado, en un segundo ciclo de conversaciones en el que esperan concretar una reducción de la violencia.
Delegados del presidente Juan Manuel Santos y del Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), única guerrilla activa en Colombia, así lo manifestaron al reunirse con el saliente presidente ecuatoriano Rafael Correa, anfitrión y facilitador de las pláticas lanzadas en febrero.
«Ojalá podamos pactar un cese bilateral que acompañe estas conversaciones desde el inicio, no al final», dijo a periodistas Pablo Beltrán, nombre de guerra del jefe del equipo de paz del ELN, al ingresar al presidencial Palacio de Carondelet.
El líder rebelde enfatizó que el ELN busca «de verdad» pactar un alto al fuego recíproco en las negociaciones, que avanzan sin una tregua en el terreno. «De eso se trata, para eso venimos», apuntó.
La delegación gubernamental, por su parte, destacó su anhelo de «persistir» en la concreción de la paz: «Llegamos a este segundo ciclo con el ánimo y la decisión de lograr acuerdos concretos de desescalamiento (de la violencia) y de protección de la población civil».
Para Juan Camilo Restrepo, jefe negociador de Santos, el alto al fuego bilateral debe estar precedido de pactos humanitarios con el ELN, una estructura federada que según cifras oficiales tiene en sus filas unos 1.500 combatientes y el apoyo de varios miles de milicianos.
«Cuando hayamos hecho ese camino del desescalamiento, estará sembrado el terreno fértil para llegar a un cese al fuego. Esperamos que sea pronto», dijo.
Más allá de las conversaciones en Quito, el gobierno colombiano lleva adelante una ofensiva militar contra el ELN, que a su vez persiste en atentados a infraestructura y no ha renunciado aún al secuestro, pese a los reiterados pedidos del gobierno.
«El ELN es objetivo de alto valor», dijo Santos días atrás.