El Día de San Isidro Labrador inició con un fuerte diluvio en los cuatros puntos cardinales de la entidad. En eJardín de Lara, Sanare, sitio que lleva ese nombre por el verdor de su vegetación, cada año se conmemora esta fecha con una procesión a lo largo del pueblo que pertenece a la sierra de los Andes. El municipio Andrés Eloy Blanco es tierra de agricultores y cada 15 de mayo reúne a estos trabajadores quienes ofrendan por todas las cosechas que recolectaron a lo largo del año e imploran por un año próspero.
Desde el punto de vista antropológico, los especialistas recuerdan que Sanare es un pueblo con vocación campesina y San Isidro representa al hombre que trabaja en la tierra, la sabiduría, control del tiempo, y la devoción a partir de la labor cotidiana. Es una imagen traída a los Andes en la época de la colonización que los indígenas asimilaron a sus creencias enfocadas en los elementales y la siembra, tal como lo explicó el antropólogo César Escalona.
Se desconoce desde qué fecha data esta celebración en la zona agrícola por excelencia. Desde la noche anterior el pueblo se preparó con los cantos de salve a San Isidro. Y como cada año el campesinado de Sanare, que es un grupo cultural muy amplio, celebró con la ofrenda de sus yuntas (pareja de bueyes que utilizan para arar la tierra) para la bendición de su trabajo.
Con dos horas de retraso, por las fuertes lluvias comenzó la actividad. Mientras en la iglesia San Isidro Labrador, ubicada en la avenida principal de pueblo, se celebraba una eucaristía, en las afueras los campesinos de todas las zonas del poblado se agrupaban con sus yuntas, las cuales las llevaban decoradas con coronas de flores.
A las 12:00 dedía el santo salió, y tanto los feligreses, conductores de tractores, como agricultores con sus yuntas, se preparaban mientras los fuegos artificiales le avisaban al pueblo entero que el acto solemne daría inicio. La procesión transitía más de un kilómetro y medio en la avenida principal de la ciudad y a medida que avanzaba se unían más ciudadanos, incluso algunos que venían caminando desde el caseo Monte Carmelo y otro grupo se unió mientras galopaban sus caballos.
Juan José, también conocido comol Morocho Escalona, es la segunda generación de investigación oral de la zona, después de El Caimán de Sanare; quien se dedicó a compilar toda la historia de vida de la tradición, recordó que la actividad forma parte del Patrimonio Cultural del municipio y de la identidad del Sanare campesino.
“Forma parte de esa dimensióreligio popular que subvierte realidades, desafía neo inquisiciones y es un cultura oral y viviente que ha resistido contra toda imposición, a favor de lo originario y el desarrollo endógeno. Hablar de San Isidro es hablar de espiritualidad , arraigo y reencuentro con la esencia campesina que se busca a través de la semilla y la madre tierra”, expresóEl Morocho Escalona, quien con su investigación ha buscado reivindicar al hombre del campo y su cultura andina para el hombre larense se convierta en guardián de esta “cosmovisión”.
Serenatas, cantos y bailes le tenían preparados los ciudadanos de Sanare a su santo. En la primera parada le dedicaron a San Isidro una mezcla de tamunangues; y algunos músicos se inspiraron mientras hacían sonar sus cuatros, violines y guitarras. Las Burriquitas no quedaron por fuera, estas mujeres salieron con sus trajes típicos a dedicarle una danza a su santo mientras todos los pueblerinos del lugar le entregaban sus siembras en ofrenda.
“Este es un día demasiado grande para Sanare. Queremos agradecer todo lo que hemos podido lograr en este año, pese a las dificultades que afronta el país, que afecta gravemente nuestra labor, sin embargo hemos podido salir hacia adelante. Además pedimos que este año podamos seguir llevando la batuta y cumplir con nuestros familiares, pueblo y la alimentación del pueblo de Venezuela”, relató Francis Hernández.