El pasado 30 de abril y no el primero de mayo como se ha venido haciendo en las últimasdécadas, el Presidente de la Republica decretó por tercera vez este año y por décima quinta vez desde que llegó al poder, un aumento en el salario mínimo del trabajador acompañado de otro incremento en el bono de alimentación que no forma parte del salario, como es del conocimiento público. La razón por la cual, inferimos, no lo hizo el día internacional del trabajador seria debido a una decisión que venía enunciando desde días atrás como “histórica” que no fue otra que una muy particular convocatoria a una asamblea constituyente comunal que ha sido muy cuestionada por el resto del país.
El salario mínimo pasó de Bs. 40.638,15 a Bs. 65021 con un incremento de 60% y el aumento en el bono de alimentación fue del 25%, al pasar de Bs. 108.000 a Bs. 135.000. En total el ingreso mínimo integral del trabajador pasó de Bs. 148.638 a Bs. 200.021 representando un incremento del 36%, solo para aquellas personas que perciben un salario mínimo mensual.Esto no incluye a trabajadores por cuenta propia o desempleados que son más de dos millones, al sector informal de la economía (que son másde seis millones de venezolanos)ni a empleados de distintos organismos descentralizados cuyos salarios se discuten en contrataciones colectivas especiales.En el caso de los jubilados y pensionados recibirán el mismo porcentaje de aumento y recibirán Bs. 65.021 mensual y se creó un “bono de guerra económica” de Bs. 19.056 solo para jubilados y pensionados del seguro social.
En relación a esta importante decisión en materia laboral, debemos ofrecer las siguientes consideraciones: En primer lugar, el gobierno nacional sorprendió a la mayoría de los analistas económicos quienes creíamos que el aumento iría a ser mucho mayor que un 36% promedio, como consecuencia de las elevadas tasas de inflación que nuestra debilitada economía ha venido presentando. En este sentido, debemos reconocer, el gobierno nacional tomó una medida discreta y/ o prudente a fin de no perjudicar más a la economía o quizás hizo sus cálculos sobre el costo económico de esa decisión y optó por la más factible. No obstante, el monto de este aumento no satisfizo ni a la población ni a los trabajadores, ni a los empresarios ni a los sindicatos tanto de la oposición como del mismo gobierno que aspiraban un incremento sustancialmente mayor. En suma, la medida fue antipopular.
En segundo lugar, es importante señalar, con el permiso de los especialistas laborales, que en nuestro país se ha perdido el concepto de salario. Más bien, pudiera señalarse que se ha” bonificado”, toda vez que del total del ingreso del trabajador un 68% corresponde al bono de alimentación y solo un 32% al salario. Más de dos terceras partes del ingreso integral de quienes devengan hoy en día salario mínimono incide en la prestaciones sociales, vacaciones, utilidades ni caja de ahorros, entre otras incidencias laborales, negando así el concepto de salario justo, por el cual los sindicatos han peleado tanto. Esta es una de las razones por las cuales líderes sindicales le han exigido al gobierno nacional que el bono de alimentación sea salario (ver el Nacional, jueves 04 de mayo de 2017, pág. 5). Imagínense los amigos lectores lo que pudiera pasar en nuestro país si esta solicitud, por muy justa que sea, llegara a ocurrir.
En tercer lugar, debemos señalar que este aumento salarial ha generado un aplanamiento de los sueldos en Venezuela, pues implica prácticamente que según cifras del dirigente sindical Froilán Barrios “… un 90% de los trabajadores del sector formal de la economía devenga ahora un sueldo mínimo”(El nacional, martes 02 de mayo de 2017, pág.4). Agrega Barrios y con sobrada razón que “con esta política de ajustar el mínimo las escalas salariales se solapan, en lo que de nada vale ni la profesionalización ni la antigüedad”(Misma fuente). El tema de realizar los ajustesnecesarios en la escala salarial al resto del personal que trabaja tanto en el sector privado como en el público es un dilema nada fácil de resolver, puesto que si a esto se le agrega la decisión del gobierno de congelar los precios de los bienes y servicios, óomohará el sector privado que absorbe dos terceras parte del empleo en el país para realizar los ajustes en la escala salarial una vez que cumpla la decisión del aumento en el salario mínimo. Si la estructura de costos de una empresa se incrementa y sus ingresos disminuyen, producto de la disminución del consumo en más de un 50% como lo han señalado dirigentes gremiales del sector privado, probablemente la decisión de muchas empresas pequeñas y medianas sería la de bajar sus Santamaría, puesto que nadie en el mundo entero trabaja para generar pérdidas, a menos que el gobierno les permita ajustar sus precios en función del aumento en sus costos, tal como lo establece la propia Sundee. Así pues que esta decisión podría generar el cierre de más empresas aumentando elnúmero de desempleados en el país que, como decíamos líneas atrás, ronda los 2,5 millones de venezolanos, según cifras presentadas por dirigentes sindicales (El nacional, jueves 04 de mayo de 2017, pág. 5)
En cuarto lugar, es importante distinguir la diferencia entre salario nominal y salario real para poder entender el verdadero significado de un aumento del salario en el marco de un escenario híperinflacionario. Segúnel Diccionario Razonado de Economía de José Tomas Esteves, Editorial Panapo, Caracas, 2001, pág. 564, “El salario nominal está constituido por el conjunto de unidades monetarias pagadas al trabajador a cambio de la prestación de una unidad de trabajo….”, mientras que el salario real se mide por la cantidad de bienes y servicios que se adquieren con esos ingresos percibidos. Es decir constituye la capacidad de compra de una unidad monetaria, en nuestro caso del bolívar. Evidente y palmariamente, esta capacidad de compra está en relación indirecta con el nivel de precios de una economía, vale decir, que si se incrementan los precios se necesitaran cada vez mayor cantidad de dinero para adquirir el mismo bien o servicio. En otras palabras, el aumento sostenido del nivel de precios de una economía, que se denomina la inflación, hará que disminuya la capacidad de compra de la población o que adquiera cada vez menor cantidad de productos, a pesar que aumente su salario nominal. Esta paradoja, como decía mi maestro Maza Zabala, es característica consustancial de la economía venezolana: la inflación absorbe cualquier aumento en el ingreso de al población si no se toman medidas efectivas para controlar ese flagelo. No referimos fundamentalmenteal abuso en la emisión de dinero inorgánico que constantemente inyecta el gobierno a la economía, sin medir sus nefastas consecuencias
Y finalmente pero no menos importante y relacionado con este último punto, veamos el costo de estos aumentos .En el mes de enero cuando se aumentó el salario mínimo en 25%, cálculos realizados por el economista Francisco Rodríguez, de la firma Torino Capital, arrojó un costo solo para el sector público de 2.500 millones de bolívares.En esta oportunidad, cómputos nuestros arrojan un costo aproximado de 3.500millones para el mismo sector, puesto que se trata de un mayor porcentaje de aumento a partir de una base más elevada de ingresos. Si el sector publico absorbe solo una tercera parte del empleo, el costo para el sector privado será tres veces mayor. Estamos hablando de una cantidad de dinero tan exorbitante que el incremento de la liquidez monetaria, no acompañada por aumento en la producción, generara tales distorsiones entre la economía real y la monetaria que sería necesario otro artículo para intentar comprenderla.