Ni sus propios socios dentro del polo patriótico comparten la idea de la tal constituyente comunal. Creo que le están tocando réquiem.
Es difícil aceptar que pueda haber alguien tan falto de criterio como para salir a apagar un incendio usando gasolina. Este símil se puede aplicar a la decisión que tomara a comienzos de este mes el presidente Maduro cuando anunció, haciendo uso del artículo 348 de la Constitución, iniciar el proceso de convocatoria de una Asamblea Constituyente sin consultar al soberano. Una Asamblea Constituyente con apellido comunal, sectorial, popular, o sea un traje a su medida. El país ya venía incendiándose desde que la Sala Constitucional del TSJ publicara las sentencias 155 y 156 que en la práctica dejaba sin efecto la inmunidad parlamentaria, dándole al presidente facultades legislativas propias de la AN y se reservaba ella misma competencias de la AN, es decir enterraba al poder legislativo. Tan grande fue el disparate jurídico que la Fiscal General de la República alzó su voz lo que obligó al presidente tener que recurrir a unas supuestas facultades del Consejo de Estado el cual exhortó al TSJ a que revisara sus sentencias. ¡Lo cual aceptó! Y mayor fue la torta con las sentencias 157 y 158. Más combustible al fuego ya encendido. Nacional e internacionalmente se dispararon las alarmas. Esta secuencia de disparates jurídicos y políticos nos lleva a pensar que hay una mano peluda detrás de todo esto. No es posible pensar que una persona que ha llegado a la primera magistratura de un país por muy escaso de mente que pueda ser, tome tan disparatadas decisiones.
El presidente Maduro y su gobierno vienen desde hace ya mucho tiempo de capa caída. No dan pie en bola. El deterioro de la situación económica, social y política del país no tiene precedentes. Cada día se agrava más. La opinión internacional en su totalidad lo cuestiona fuertemente. Ya el gobierno ha pasado la raya que lo lleva a que sea tomado como un régimen no democrático. La aceptación popular del presidente y su gobierno está muy por debajo del 20%. Con una oposición que ha tomado oxígeno y unida con mucha fuerza en la calle, cualquier político o grupo político, en este caso el propio gobierno y su partido, el PSUV, se supone deberían estar haciendo un análisis profundo, serio, desprejuiciado de la situación para la toma de decisiones y la propuesta de soluciones. Pero no, al presidente le han aconsejado que siga adelante, que siga tomando decisiones que rayan en la locura total. No tienen ni pie ni cabeza. Por eso surge la duda de que debe haber un grupo de asesores muy cercanos que lo que quieren es que se hunda. Él está al borde de un abismo y le aconsejan dar un paso al frente. Tendrá algo que ver con esto Diosdado y el grupo de militares retirados y activos que lo secundan? No sé. Lo que sí sé es que tratar de apaciguar al país, lograr la paz con estas posturas no tiene lógica alguna. Todo lo contrario con ello solo se logra que el país siga encendido, en la calle, exigiendo ahora no solo los cuatro puntos solicitados por la MUD, sino la salida definitiva de este gobierno. Ya son demasiados los muertos que tiene en su cuenta. El pueblo esta decido a seguir en la calle y no regresar hasta que se cumpla lo solicitado. Fuera Maduro y elecciones generales ya es el grito de guerra. El bravo pueblo se dejó de pendejadas y se arrechó. Dios permita que haya alguien que le aconseje al presidente que esa silla no vale tantas muertes.