“Eso fue terrible lo que vivimos aquí la noche de ayer (martes), porque los guardias nacionales le cayeron a patadas a los portones y rejas de los edificios, y también tiraron piedras y dispararon bombas lacrimógenas y perdigones a los apartamentos, además de destrozar varios carros”.
De esa forma refirió una de las habitantes de los edificios de Patarata, así como en Bararida, lo que vivieron la noche del martes, desde las 8, aproximadamente, cuando un grupo de uniformados que, frustrados por no poder detener a unos jóvenes que les habían enfrentado en la avenida Libertador, arremetieron contra las viviendas de ambas urbanizaciones.
La mañana de este miércoles, en el sector, donde aún se sentían los efectos de los gases, quedaban muestras de la arremetida.
Tulio Galavís, uno de los fundadores de Patarata, manifestó que en sus 84 años de vida no había pasado por momentos tan desagradables como los de esa noche del martes.
“Andaban como locos, le caían a patadas a los portones y uno de ellos, del bloque 3, se lo llevaron, y también trataron de abrir el otro para entrar a los apartamentos, pero no pudieron. Lo que sí hicieron fue disparar perdigones y bombas contra las ventanas sin tomar en cuenta que había niños y ancianos”, refirió otra de las vecinas.
“Tuvimos que meterlos en los baños para que no se asfixiaran porque había mucho humo”, agregó otra.
Los bloques más afectados por la irrergular incursión militar fueron el 2, entrada B, donde dañaron uno de los portones; el 1 y el 3; de este último arrancaron a patadas el portón principal y se lo llevaron.
Pero también se llegaron hasta el estacionamiento del bloque 3 donde se encontraban vehículos propiedad de vecinos. Al menos 11 unidades fueron dañadas, algunas con destrozos en sus vidrios y luces, otros en la carrocería.
Mientras los uniformados cumplían su destructiva misión, desde los apartamentos les pedían respeto a la propiedad privada, así como los insultaban, recibiendo como respuesta disparos de perdigones y bombas lacrimógenas.
Además, para evitar ser reconocidos, también le dispararon a las lámparas para que el aparcadero quedara a oscuras.
A primera hora de la mañana, los dueños de los vehículos afectados los retiraron para trasladarlos a los talleres donde tenían esperanzas de conseguir los vidrios destrozados.
Pero no sólo los habitantes de Patarata padecieron la agresión de los guardias nacionales pues, igualmente, los de un sector de Bararida vivieron horas de terror durante la noche.
Algunas personas observaron impotentes cómo algunos de los uniformados trataban de tumbar grandes portones para ingresar a las casas en busca de jóvenes manifestantes.
También en Bararida fueron destrozados los vidrios de varios vehículos y hubo personas en peligro de asfixia por los gases.
Aseguran habitantes que también les dispararon proyectiles como lo prueban los casquillos localizados en los frentes de algunas viviendas.
“Pudieron haber matado a alguno de nosotros que sólo estábamos en las casas, resguardándonos de la violencia”, expresó uno de ellos.