Después de una escala de un par de días en Caracas, el Deportivo Lara tomó rumbo a Maturín vía aérea para encarar este jueves un duelo crucial ante Monagas, pendiente de la jornada 13 del torneo Apertura, que supone una valiosa oportunidad de volver a la zona que otorga boletos para la liguilla final del certamen.
El club dirigido por Leo González y Pedro Vera voló directo de Mérida, donde jugó el pasado domingo, a la capital del país y allí ejecutó un par de entrenamientos para continuar su ruta de preparación de cara al venidero compromiso. Ayer en horas de la tarde la plantilla y el cuerpo técnico abordó el avión que los llevó a suelo monaguense, tierra en la que se juegan buena parte de sus posibilidades de estar entre los ocho clasificados a los cuartos de final.
La situación del rojinegro es complicada. La mínima cosecha de apenas un punto de los últimos 18 disputados le hizo perder terreno considerable en la tabla de posiciones hasta caer a la casilla 12 y se aferra a un hilo de esperanza por el hecho de estar a dos puntos del octavo lugar, casilla límite entre los eliminados y los clasificados.
Precisamente el cuadro monaguense, rival de turno, es el ocupante de la mencionada plaza y el Lara lo desplazará si le arranca los tres puntos en el Monumental de Maturín. Es la “chispa” que mantiene viva la ilusión en el camerino, tras las cinco derrotas sufridas en el marco de las últimas seis presentaciones.
“Clasificar todavía depende de nosotros y trataremos de hacer lo mejor posible para conseguir los resultados que nos hacen falta”, advirtió el lateral derecho Lenimger Bolívar en una nota de presa despachada por la oficina de prensa del elenco crepuscular desde suelo caraqueño.
“Sabemos lo que es el Monagas, un equipo bastante fuerte en la ofensiva y que además recibe muchos goles. Lo que se ha hecho en la semana es corregir algunas cosas. No hemos cambiado nada, solo debemos estar más concentrados. Tendremos una linda oportunidad de jugar contra un rival que también está peleándose la entrada al octogonal”, adicionó Bolívar, quien jugó como titular en la reciente derrota 2-1 ante Estudiantes de Mérida y estuvo en el campo de juego hasta el pitazo final.
A juicio de Bolívar los ajustes más que en lo deportivo deben ejecutarse en lo mental, porque el equipo se va a pique en lo anímico cuando recibe un golpe y termina por perjudicarse a sí mismo. Ocurrió, por ejemplo, en la reciente salida ante el cuadro académico de Mérida, cuando encajó un primer gol al minuto 55 e inmediatamente otro mazazo al 57, ambos obra del juvenil Jesús Vargas, y después le fue imposible remontar, pese al tanto de Jesús Hernández.
“Cuando recibimos los goles antes que el rival no tenemos la capacidad para voltear un partido. Al principio nos hacíamos fuertes cuando marcábamos gol primero, pero capaz pasa por la ansiedad que tiene el grupo de conseguir resultados, de poder estar metidos entre los ocho. Quizás la ansiedad nos lleve a ese punto de desconfianza en los partidos”, cerró el jugador, quien pinta para repetir en la titular frente al cuadro monaguense, a pesar de jugar todo el duelo anterior el pasado domingo.
