Ornalis Dessiré Jiménez Vargas (39), oficial jefe de la Policía del estado Lara, fue asesinada de 13 puñaladas. El hecho sangriento se produjo la mañana del 3 de mayo, el mismo día de su desaparición.
Su cadáver fue encontrado enterrado la tarde de este 8 de mayo, en una quebrada ubicada en la vía Quíbor, justo detrás de un hotel en la zona.
Funcionarios de la Base Contra Secuestro del Cicpc Lara fueron quienes hicieron el hallazgo y la pieza clave fue el teléfono de la víctima. En el procedimiento detuvieron a cinco personas, una de ellas implicadas en el homicidio.
No se comunicó
A las 5:07 de la mañana de ese 3 de mayo, Jiménez Vargas se comunicó a un grupo de amigos, deseándoles un feliz día y bendiciones a la misma vez que enviaba la fotografía de un paisaje. “Era la que siempre activaba el grupo. Observé que a las 5:13 fue su última conexión”, relata Yuratzi Rodríguez, su amiga de la infancia.
La mujer ese mismo día en la mañana recibió una llamada de Carolina, hermana de la funcionaria, en la cual le preguntaba si no se habían comunicado con ella, le contó el saludo del grupo y allí le explicó que estaba desaparecida, que salió de su casa alrededor de las 6:30 de la mañana, iba a su trabajo, pero antes debía pasar por el colegio de su hija en el centro de la ciudad a llevarle el almuerzo que lo había dejado y posteriormente se iba al Centro de Coordinación Metropolitano.
Jiménez Vargas no llegó a ninguno de los sitios que tenía establecido. Sus familiares, angustiados porque solía ser una mujer cumplida, fueron hasta la parada y algunas personas indicaron haberla visto acompañada por dos hombres cerca de una quebrada ubicada por la comunidad de Villa Crepuscular.
Comenzaron a pasar las horas y nada se sabía de la oficial jefe por lo que su familia y sus compañeros comenzaron a rastrear zonas cercanas y no dieron con la mujer. Según comentó Rodríguez, ese mismo día fue localizado el chip del teléfono de la funcionaria, a unos kilómetros de la zona.
Ninguno descansó, se comenzaron a colocar avisos, pero nada que aparecía.
Trascendió que varias zonas fueron rastreadas por sus amigos, quienes por su cuenta se dividieron en grupos.
Secuestro intervino
Supieron donde estaba el teléfono de la víctima y los funcionarios de la Base de Secuestro del Cicpc lo ubicaron exactamente en una casa en el barrio Bolívar. A allí le llegaron a Yesika Alesandra Rodríguez (18), quien con celular en mano indicó que era de ella, tenía pocas horas con él y se lo había regalado su padre; la dama fue detenida y se ubicó a Luis Alberto Rodríguez Vargas (44), padre de la joven, quien manifestó a los sabuesos que lo había adquirido de manos de dos sujetos del “barrio”.
Eloy Enmanuel Gómez Sánchez (21) y Saúl Antonio Juárez López (22), también fueron ubicados por los Cicpc, ambos jóvenes manifestaron que el celular se los había dado un “pana” para que lo vendiera y a ellos los “salvaron” con algo. Los efectivos siguieron toda una cadena continuaron con la investigación, por lo que estas cuatro personas fueron detenidas por haberse aprovechado de un bien proveniente del delito.
Los investigadores de la Base de Secuestro dieron con Erlys Alberto Contreras Durán (20), fue el último eslabón, fue la persona que entregó el teléfono de la Polilara a Gómez Sánchez y Juárez López. Tras ser interrogado confesó que había participado en el hecho e indicó que la funcionaria estaba muerta.
Los uniformados hicieron que Contreras Durán los llevara hasta el sitio del hecho y efectivamente fue en una quebrada en donde metieron a la funcionaria, según la versión que ofreció el maleante, él estaba acompañado de dos delincuentes más y tenían por costumbre interceptar a las personas en la parada. Ese día se toparon con la Polilara y luego de someterla se la llevan hacia la parte del frente de la autopista, la meten hacia un terreno baldío, la despojan de sus pertenencias, pero una vez que abrieron el bolso de Jiménez Vargas se dieron cuenta que la dama cargaba un uniforme de la Policía del estado Lara y al temer verse descubiertos, con un arma blanca y en múltiples ocasiones apuñalaron a la policía en 13 oportunidades. Sus heridas eran profundas y según la autopsia que fue practicada la mañana de ayer las tenía entre la espalda y el cuello.
Posteriormente fue enterrada por los tres sujetos, a unos 50 centímetros estaba su cuerpo.
El Cicpc logró la aprehensión de tan solo uno de los tres partícipes, la mañana de ayer se hicieron otros allanamientos pero no se logró dar con el paradero de los otros delincuentes que ya se encuentra identificados.
Por ahora el móvil que manejan los sabuesos es el robo, según las primeras versiones que da el delincuente detenido, sin embargo no descartan otras hipótesis por ello el Eje de Homicidios del Cicpc continúa con las investigaciones del caso.
Una buena madre
Yudetzi Rodríguez comenta que fue amiga de la funcionaria desde la infancia, cursaron primaria y bachillerato juntas y ahora lo hacían sus hijas. “Nunca perdimos comunicación, ya habíamos hecho un reencuentro y fue la que más disfrutó, ahora estábamos cuadrando un segundo para este 1ero de julio”, comenta la dama.
Destacó que la pareja de Jiménez Vargas también es funcionario y hace años quedó paralítico, por un disparo que recibió en medio de un asalto, pero ella se dedicó enteramente a su cuidado así como el de su hija que actualmente tiene 17 años de edad.
Molestia en la institución
Efectivos de la Policía, sin identificarse por temor a represalias, condenaron fuertemente que Luis Rodríguez, comandante de Polilara no les prestara apoyo alguno para lo que fue la búsqueda de la funcionaria, a pesar de que algunos hicieron las peticiones. Indicaron que muchos no hicieron caso y por su cuenta hicieron lo propio, así mismo manifestaron que se tuvieron que apoyar con el Cicpc porque en su propia casa no hubo respuesta.
“A nosotros no nos respetan en las calles por culpa de nuestro jefe quien no nos apoya. Nos matan a un funcionario y están más pendiente de la suspensión del sueldo que de lo que ocurrió”, expresan los uniformados.
Mayor fue la molestia cuando ni en el lugar del hallazgo, ni en toda la mañana se había aparecido el comandante de Polilara