A solo días de la suspensión del porte de armas de fuego en el territorio nacional, la delincuencia que mantiene azotada a los venezolanos cobró una nueva vida en el estado Lara; en este caso, la de un agricultor del municipio Andrés Eloy Blanco que se resistió al robo de una motocicleta y fue herido mortalmente mientras huía, la tarde/noche de este viernes.
“¡Jálele que nos van a matar!” y “Me dieron”, fueron las últimas palabras que dijo Denny José López Aguirre, antes de sucumbir por la herida que produjo una bala en su espalda, a su vecino y piloto de la moto en la que andaba.
Contó a EL IMPULSO, a las afueras de la morgue del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda de Barquisimeto, el testigo principal del crimen, Wilfredo Lucena, que se encontró al hoy occiso en la entrada de Sanare y le ofreció llevarlo hasta su hogar en Sabana Grande, específicamente en La Mapora.
Sin embargo, como a las 6:30 de la tarde, cuando se trasladaban por el sector La Cascada, dos antisociales encapuchados y con armas cortas, los interceptaron con intenciones aparentes de hacerse con la Bera del año 2011, propiedad de Lucena. Ellos aceleraron para evitar el atraco pero no pudieron zafarse de la muerte.
“Se escucharon dos tiros pero seguimos rodando en la moto como por unos 500 metros, pero después que él me dice que le dieron, se me fue desvaneciendo”, narró.
López Aguirre ya no podía sostenerse y Lucena tuvo que pedir ayuda, la cual, según contó, la consiguió con unos jóvenes que pasaban por el sitio en un automóvil. Como pudieron lo montaron al carro y trasladaron a Denny hasta el hospital José María Bengoa, pero ahí llegó sin signos vitales.
Padre de familia y trabajador
Como un muchacho “trabajador 100 %” describió a su hermano lamentablemente hoy occiso, la señora Iden López.
Apuntó que durante el día él estuvo arreglando unos tractores en la finca de su jefe, en Sabana Grande. En horas de la tarde llegó a su hogar para bañarse y volver a salir. Su hermana recibió la nefasta noticia como a los 40 minutos después de despedirlo.
Tras su partida quedan sin padre dos pequeños de dos y cuatro años de edad. Era el menor de cinco hermanos y se dedicó a trabajar la tierra desde pequeño.
El hampa manda en Sanare
Los familiares de la víctima fatal no creen en la justicia terrenal pero sí consideran, según afirmaron, que el Gobierno regional y nacional debería trabajar en la inseguridad de Sanare.
Tras la muerte de El Ever, el delincuente más temido del poblado, sus seguidores andan haciendo de las suyas, manifestó López, y casi de manera diario se perpetran robos.
“Se le agradece al Gobierno que haga más que matraquear en Sanare. Allá no hay justicia por ningún lado porque para que los policías puedan hacer algo hay que bajarse de la mula”, finalizó.
