Cada 10 de mayo se conmemora el Día Nacional del Artista Plástico, en honor al natalicio de Armando Reverón, oriundo de Caracas. Un insigne venezolano que consiguió refugio, durante gran parte de su vida en Vargas, donde exploró sus más íntimos sentimientos y captó en sus lienzos la luz de sus paisajes; reconocido por eso como el pintor de Macuto. Considerado el más grande artista plástico venezolano y uno de los pintores más influyentes del siglo XX.
Desde 1983 se conmemora esta fecha. Los cuadros de Reverón se exhiben en todo el mundo. Y en cada rincón aprecian su dibujo recio y de gran sinfonía plástica, guiado siempre por una alta creatividad.
Este año, a los 128 años de su natalicio, sigue conquistando los corazones de todo el mundo. Marcó una época y después de muerto continúa siendo personalista. Cada artista lo recuerda por el valioso aporte que sus piezas han dado a la plástica venezolana y latinoamericana.
Un artista
A pesar de que la fecha escogida fue el 10 de mayo, los artistas consideran que su día se debe conmemorar a lo largo de un mes entero con distintas actividades que promueven su trabajo, el cual no solo es considerado un oficio sino un estilo de vida.
Así opinó el maestro Armando Villalón, quien ha dedicado casi cinco décadas de su vida a la pintura. Relata que llegarse a considerar un artista es una fantasía, y el tener renombre en la plástica tanto fuera como dentro del país se logra mediante la insistencia y perseverancia, puesto que la trabas y obstáculos que se presentan son sumamente difíciles. El amor que siente por la pintura fue el motor que le permitió seguir avanzando y nunca desmayar.
Al referirse a su trayectoria como artista, comentó que a lo largo de su carrera ha ido creciendo y pasando por distintas etapas, desde el momento en que se dedicó a sus estudios en España y se profesionalizó. Villalón se especializó en el paisajismo y escogió un tema muy importante: se enamoró del Valle del Turbio.
“Cuando tengo un espacio blanco al que te vas a enfrentar para hacer un trabajo, me olvido de todo y a medida que voy dando pinceladas va saliendo el trabajo y el tema que específicamente quiero. Mientras pinto puedo sentir el frío, el calor, el paisaje y los crepúsculos, y al ver eso busco transmitir el estado anímico que tengo en ese momento. Es una gran felicidad que me llamen hoy en día como el pintor del Valle del Turbio, porque me relacionan con algo de nosotros acá en el estado Lara”, expresó.
Agregó que es una gran suerte cuando un artista logra enamorarse de su obra y hacer que los espectadores sientan lo mismo al verla; y se convierte en una fortuna cuando su arte le permite vivir decentemente. Durante toda su vida fue fundamental vivir de su trabajo, disfrutarlo y tener la suerte de que le guste a los demás.
Villalón detalló que su mayor reto ha sido transmitir todos los conocimientos y experiencias que ha adquirido a lo largo de estos años y que intenta enseñar mientras le da la mano y ayuda a esta generación de relevo y gente joven que se dedican a esta profesión. Destacó también que conoce lo difícil que es llegar, y sopesa que el apoyo es el mejor incentivo para que los artistas jóvenes continúen trabajando y perseverando.
“El ser artista es una profesión, pero sobre todas las cosas es un don que se siembra y riega como una planta. Insisto mucho en la gente joven que se está formando y se quedan a mitad de camino; al ver eso me siento con la obligación de indicarles cuál es la verdadera vía”.
El premio Honoris causa, entregado por la UCLA, ha sido la mejor premiación que le han dado como artista a Villalón. Le hace sentir que ha entregado su trabajo a la cultura y al estado Lara y cada vez que visita otras naciones deja el nombre de Venezuela bien en alto. Narró que cuando viaja no piensa en él, sino en representación de su pueblo.
Es importante destacar que para Villalón, el 10 de mayo es simplemente una fecha que no puede olvidar porque marcó en su vida un capítulo doloroso, la pérdida de su compañera de vida, con la cual estuvo unido en matrimonio durante 48 años.
Compromiso social
Los artistas están plenamente comprometidos con la misión de cambiar el mundo a través del arte. Para ellos su labor no es solo transmitir lo que sienten, va mucho más allá. Algunos afirman que a través de una simple obra son capaces de crear sentimientos y emociones; y capturar un mensaje que puede crear conciencia y sembrar un granito de arena en esta moderna sociedad.
El muralista Franco Camargo se dedica a la pintura desde hace 17 años. Recordó que desde los 9 años le llamaba la atención el dibujo y con el pasar del tiempo comenzó a pintar murales en la zona donde vive, Santa Rosalía, al oeste de la ciudad. Posteriormente, buscó algunos espacios en donde aprender, lamentablemente no consiguió en Venezuela un sitio que enseñe ese tipo de pintura de gran formato, aunque por su cuenta comenzó a pintar, inspirado por la corriente del muralismo mexicano que es la que lleva la bandera en el mundo. Posteriormente se dedicó al muralismo social y empezó a desarrollarse en su trabajo personal, que estaba netamente involucrado con la realidad de la sociedad. Actualmente se dedica a la corriente del muralismo histórico sobre la esclavitud, trata de medios e independencia.
Para Camargo es importante contribuir a la sociedad con un retrato de conciencia ciudadana, el conocimiento de la cultura, historia y el desarrollo cultural del país.
Así mismo define al artista plástico como un ciudadano con un alto grado de compromiso social.
“El arte más que un estilo y una profesión es una filosofía de vida que comprende desde la forma de vivir hasta, la forma de trabajar y de relacionarse con las personas”.
Camargo hizo hincapié en que representará al país en el segundo Encuentro Latinoamericano de Muralismo, actividad que se efectuará en Argentina en el mes de septiembre. Sera el único venezolano de muralismo invitado y delegado internacional del Movimiento Internacional de Muralismo.
